Entregado, humilde, socarrón y con una memoria "de extraterrestre". Javier Lambán dejó una huella "imborrable" en quienes mejor lo conocieron. Tuvo amigos en bandos contrarios y enemigos en su propio partido, destacando por encima de todo una "voz propia" que incluso puso lema a su campaña para las elecciones autonómicas de 2023.
Concejal, alcalde, diputado, presidente, senador autonómico... Lambán lo fue todo. Llevó las riendas del PSOE de Aragón hasta pocos meses antes de su muerte, y nunca dudó en expresar sus convicciones, ya fuera en el Parlamento autonómico o a través de su perfil en X (antes Twitter), que mantuvo hasta prácticamente el final. Este próximo 19 de agosto habría cumplido 68 años.
"Era muy natural y divertido. Mantenía el sentido del humor incluso en las situaciones más complicadas", recuerda uno de sus colaboradores más cercanos. De él destaca también su "memoria prodigiosa": "Le dabas un folio y se lo aprendía. Le bastaba con leérselo una vez, y los discursos los hacía sin leer un papel".
Juntos viajaron a China en un viaje oficial que tenía como objetivo estrechar lazos con el gigante asiático. Allí, Lambán pudo compartir mesa con Xi Jinping. "Hubo una foto con él, una foto que muchas empresas utilizaron después a la hora de negociar. Entonces, Aragón estaba empezando a exportar cerdo, y eso ayudó un montón a la comunidad autónoma", expone.
Su última etapa al frente del Gobierno de Aragón estuvo marcada por la covid-19. Quien fuera su consejera de Sanidad, Sira Repollés, lo define como un hombre sencillo, honesto, tímido en el trato, sin dobleces y con una capacidad de análisis de las personas "brutal".
En aquellos meses tuvieron que tomar decisiones realmente difíciles, desde confinamientos a cierres de la hostelería con los que evitar la propagación de los contagios. "Siempre me apoyó. Ya cuando me llamó me pidió perdón por el 'atraco a mano armada', pero me garantizó que confiaba plenamente en mí y no me puso ninguna condición. Jamás me cuestionó, y siempre que hubo un conflicto con el Gobierno central o con alguna otra comunidad respetó mi opinión", explica.
De Lambán no solo guardan un buen recuerdo los suyos. El que fuera su gran adversario político, el expresidente del PP-Aragón Luis María Beamonte, llegó a convertirse en amigo a pesar de las discrepancias. Tanto que habían hablado "hace menos de 10 días" y tenían una comida pendiente.
Ambos habían llevado "vidas paralelas". Se conocieron hace 30 años como diputados provinciales, los dos fueron alcaldes -Lambán de Ejea de los Caballeros y Beamonte de Tarazona- y tiempo después dieron el salto a las Cortes de Aragón. "Se podía discrepar con él, pero no le gustaba que nadie le ganase las batallas. Sí puedo decir que los debates, al margen de algún momento puntual, estuvieron marcados siempre por el respeto", exponía.
Cuando se enteró del desenlace, sus ojos "empezaron a lagrimear". "Me ha dolido profundamente", reconocía este viernes.
Con Jorge Azcón ocurría algo similar. "Ha sido una persona coherente, valiente y sincero. Yo he tenido múltiples discrepancias con él, pero sabías que siempre iba a decirte lo que pensaba. No tenía pelos en la lengua. Se le entendía claramente cuando quería decir algo y por eso tiene mi admiración", decía el presidente aragonés a la salida del tanatorio.
Lambán también fue mentor. Su sucesora al frente del Ayuntamiento de Ejea de los Caballeros y actual secretaria general del PSOE de Zaragoza, Teresa Ladrero, lo tendrá "siempre" en el recuerdo. "Fue todo un orgullo comenzar mi andadura de su mano. Se va un referente en la política ejeana y aragonesa, una persona que ha dedicado toda su vida a hacer de su pueblo y su tierra un lugar mejor", afirmaba a modo de despedida.
Hablan sus exsocios
Otra de sus grandes gestas políticas fue conformar un cuatripartito con partidos de ideología contraria -desde Podemos al PAR, pasando por CHA- y gobernar sin estridencias.
"Era un aragonés de profundas convicciones, coherente y con una vocación de servicio público admirable. Fue un honor formar parte de un gobierno presidido por alguien de su talla política, los aragoneses le debemos mucho", se despedía ayer el que fuera su socio de Chunta, José Luis Soro.
También era "difícil" decir adiós para su entonces consejera de Universidad, Maru Díaz (Podemos). "Fue un honor servir a Aragón a tu lado. Nos dejas como legado tu vocación incansable por el diálogo y el acuerdo y esa forma tan tuya de ser firme en los principios y generoso en las alianzas. Te vamos a echar de menos", decía en sus redes sociales.
Hasta el final
Lambán, que en abril de 2024 fue reconocido con la Medalla de Aragón, ha mantenido su actividad prácticamente hasta los últimos días -en los que su salud empezó a flaquear-, con entrevistas y dardos a la gestión de Pedro Sánchez a través de su perfil en X.
Con él discrepó públicamente sobre la amnistía o el cupo catalán. Llegó incluso a pedir un adelanto electoral tras el estallido del escándalo de Santos Cerdán.
"La más grave corrupción que sufrimos es la mutación de la Constitución para ir hacia un Estado plurinacional, confederal y desigual", escribía en sus redes sociales el pasado 10 de agosto.
Con el independentismo mantuvo, también, un enfrentamiento público y notorio. El regreso de los bienes de Sijena y el fracaso de los Juegos Olímpicos de Invierno fueron, probablemente, los dos mejores ejemplos.
El expresidente fue un gran defensor de la Constitución, los valores de la Transición y la igualdad territorial; del PSOE de Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, con el que tuvo una gran amistad. Siempre con la palabra 'Aragón' en la boca, trató de 'aragonesizar' España y combatir grandes lacras como la despoblación a través de un Aragón verde, social y digital.
Amigo y admirador de Joan Manuel Serrat y lector voraz, el exsecretario general del PSOE-Aragón fue profesor de Lengua, Latín y Griego. Dedicó una de sus últimas publicaciones a 'La reina oculta' de Jorge Molist. También llevaba meses escribiendo un libro sobre la reforma agraria republicana en Aragón, una adaptación de su tesis doctoral. Su última aparición pública fue en el Pignatelli, sede del Gobierno de Aragón, donde descubrió emocionado su cuadro de presidente.
