Zaragoza
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Las elecciones autonómicas de 2023 provocaron un tsunami y un giro total en las políticas del Gobierno de Aragón. De un cuatripartito inédito con tres fuerzas de izquierda se pasó a una coalición entre PP y Vox que costó dos meses y medio cerrar y que se desplomó en menos de un año, dejando a Jorge Azcón en minoría y con la necesidad de pactar cualquier norma con sus exsocios, incluidos unos presupuestos que no llegaron.

Esa ruptura se produjo tal día como hoy hace un año, cuando, ya entrada la noche, Santiago Abascal anunciaba la salida de Vox de los gobiernos autonómicos. Lo hacía escoltado por los cuatro vicepresidentes de Aragón, Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura y Murcia, que secundaron la decisión del líder.

Las relaciones se enconaron por la crisis migratoria en las Islas Canarias, que hizo que el Gobierno de Pedro Sánchez planteara la necesidad de distribuir por la península a los menores migrantes que llegaban al archipiélago. Vox se opuso frontalmente al reparto y urgió a su socio de gobierno a no aceptar a ningún menor migrante en esas comunidades. Cuando el PP abrió la puerta a aceptarlos, Abascal dio el portazo a sus gobiernos.

Un año después, el PP ha sufrido las consecuencias de gobernar en minoría, sobre todo a la hora de sacar adelante los presupuestos autonómicos, habida cuenta de que necesita el voto favorable de Vox. Durante meses, el propio Jorge Azcón insistía en que iba a llevar las cuentas al Parlamento, pero las hojas del calendario no hacían más que pasar, hasta el día en que ya se reconoció que no merecía la pena pasar por tal estrés político para cinco meses.

Durante este tiempo, el Gobierno de Azcón ha intentado ganarse el cariño de Vox plantando cara a las políticas migratorias de Sánchez, incluso llevando al Constitucional su decreto de reparto de menores. Pero Vox quería más. “Hay que devolverlos a sus países de origen. Billete de vuelta tanto para los 50 ilegales que han sido arrojados contra los zaragozanos como para los que están todavía en pensión completa. Celebramos que el presidente Azcón condenara la inmigración ilegal, pero queremos hechos”, decía Nolasco ya en abril.

La segunda línea roja era el ‘no’ al Pacto Verde Europeo y las políticas de Bruselas, siguiendo el ejemplo de Mazón en Valencia, que tildó las medidas comunitarias de “ecologismo de salón”. Aquí, Azcón ha sido algo más tibio de lo que le gustaría a Vox. “Soy un crítico defensor de la UE. Voy a estar radicalmente en contra de aquello que esté en contra de los aragoneses”, afirmó el presidente en el Parlamento.

Las relaciones de PP y Vox a nivel nacional tampoco pasan por su mejor momento. En el reciente Congreso Nacional, Alberto Núñez Feijóo dejó clara su intención de gobernar en solitario y buscar únicamente el apoyo de los de Abascal desde fuera. Lo mismo decía Azcón nada más vencer en las elecciones de mayo de 2023, pero acabó claudicando y dando entrada a Vox en el Consejo de Gobierno.

En Aragón, en el día a día en las Cortes, tampoco se respira una gran reconciliación a corto plazo, con la vista ya puesta en los presupuestos de 2026 y la necesidad de contar con el ‘sí’ de Vox. El último Pleno dejó patente la honda brecha cuando el PP buscó aprobar las ayudas a los sindicatos. “No podemos estar a favor de esta cacicada de trileros”, aseveró Nolasco.

Más allá de los presupuestos, que no deja de ser la ley más importante de cada año, Azcón tampoco ha tenido grandes derrotas en el Parlamento, mientras que Vox sí ha visto cómo el PP se oponía a varias de sus iniciativas, si bien desde la formación ironizan entre pasillos con que les viene bien para sus vídeos en Instagram. En septiembre volverá la batalla a La Aljafería y habrá temporada en esta telenovela.