Los poco más de 500 habitantes de la localidad de Azuara vivieron este viernes una noche que difícilmente olvidarán el resto de sus vidas. El desbordamiento del río Cámaras convirtió las principales calles del municipio en un torrente de agua que amenazó con llevarse por delante todo lo que encontrara.
Una de las situaciones más tensas tuvo lugar en el centro de salud de esta localidad, donde cuatro personas quedaron atrapadas. Una de ellas, además, vivió un momento angustioso y crítico, ya que le pilló en la planta baja, en donde el agua llegó hasta el techo, aunque, afortunadamente, los bomberos llegaron justo a tiempo para rescatarla.
Uno de los 14 bomberos de la Diputación de Zaragoza que participó en el operativo fue Florencio Pascual, que, horas después, recuerda con emoción ese rescate. “Era muy violento. La persona de la planta baja estuvo en un peligro muy evidente”, cuenta.
Para llegar a la persona de la planta baja, los bomberos tuvieron que atravesar toda la corriente, que bajaba con mucha fuerza. “Hay que lanzarse al agua, con una cuerda especial de seguridad, hasta establecer una línea y poder meter el trineo de rescate, una barca hinchable”, explica Pascual, jefe de Intervención de los bomberos de la Diputación de Zaragoza.
Momento del rescate en el centro de salud de Azuara
El primer paso fue rescatar a dos personas que se encontraban en el tejado, para después entrar en la planta de arriba, donde se había quedado otro trabajador. Sin embargo, no se podía acceder al piso bajo, ya que estaba todo bloqueado, por lo que no tuvieron más remedio que romper un cristal.
“No podíamos sacarla por la ventana porque estaba bastante más baja y no tenía muebles ni nada para subir. Tuvimos que entrar por un lateral. El agua llegó a subir hasta prácticamente el techo de la habitación, y vio que no la podía sacar nadie”, incide.
Momento del rescate en el centro de salud de Azuara
Cuando la lograron rescatar, estaba mojada prácticamente por completo y con hipotermia, pero finalmente todo acabó bien. “La sacamos con la barca al lado donde estábamos nosotros. Los servicios sanitarios se encargaron de atenderla”, destaca Pascual.
Horas después, un equipo todavía permanecía en la zona realizando tareas de apoyo y logística y transportando agua. “Las infraestructuras están muy dañadas en toda la zona, incluso comprometiendo el acceso a poblaciones. Estamos trabajando en la vuelta a la normalidad”, apunta.
Formación específica
Este rescate fue posible gracias a la gran labor de estos 14 bomberos de la Diputación de Zaragoza, que, como explica Pascual, disponen de formación específica en rescates acuáticos en superficie para atender este tipo de emergencias. “Es una disciplina pensada para riadas e inundaciones y crecidas descontroladas. Lo entrenamos habitualmente”, resalta.
No en vano, desde el cuerpo de bomberos son conscientes de la importancia de conocer estas emergencias, más en una comunidad con la posibilidad de que el río Ebro se descontrole. “Es una maniobra que tenemos medida y controlada. Lógicamente, no está exenta de riesgos, pero es la manera de intervenir y no hay otra”, añade.