Alicante

En cualquier consulta pediátrica de la Comunidad Valenciana que se realice estos días, el o la especialista se referirá al aumento considerable de casos de otitis externa u otitis del nadador entre los menores atendidos. 

Es la consecuencia lógica al calor extremo que se está registrando este verano, lo que ha llevado a especialistas de Otorrinolaringología del hospital de Torrevieja a pedir a bañistas de playas y piscinas que extremen el cuidado de los oídos.

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La jefa del servicio, Aurora López, ha explicado que la calidad del agua del baño es un factor a tener en cuenta pero no el principal para el desarrollo de una otitis externa sino el cambio de condiciones en la piel del conducto auditivo externo por los elevados valores térmicos y la humedad ambiental, lo que dispara la sudoración.

López ha recordado que la otitis es una infección que se produce por este cambio de condiciones que crean un ambiente perfecto para la proliferación de bacterias u hongos.

Los niños son más propensos a padecer este tipo de infección puesto que, además de tener un conducto más estrecho y una piel mucho más delicada, son los miembros de la familia que más tiempo pasan en el agua.

¿Cómo detectarla?

“En la otitis externa el dolor es un síntoma casi constante: Hay dolor cuando se mueve el pabellón de la oreja, cuando se presiona delante del oído o cuando se mastica" mientras que el picor de oídos puede ser una molestia de aparición precoz y frecuente.

Otro síntoma es la sensación de no oír bien porque el conducto está inflamado y con secreciones pero, según López, "afortunadamente esta pérdida de audición es reversible con el tratamiento adecuado”.

¿Cómo tratarla?

Entre las recomendaciones del servicio de Otorrinolaringología del hospital torrevejense, secarse los oídos cuidadosamente después del baño, bien con la punta de una toalla, una gasa o con un pañuelo de papel pero no con bastoncillos, inclinar la cabeza hacia un lado u otro y, en la medida de lo posible, no sumergirse demasiado tiempo en el agua.

Además, los pacientes deben evitar las limpiezas repetidas de cerumen (menos aún la limpieza con bastoncillos porque empujan la cera al tímpano) o la introducción en el oído de otros instrumentos como horquillas y clips que pueden dañar la piel del conducto y, salvo prescripción médica, no deben utilizarse tapones para favorecer la ventilación natural de la piel