Alicante

Se espera que este verano esté elaborado el primer borrador del Plan Valenciano de Acción para la Salud Mental, Drogodependencias y Conductas Adictivas, un proyecto clave ante una pandemia que "nos está cambiando a todos y a todo" y necesario para abordar problemas sobre los que "no podemos mirar hacia otro lado".

Así lo asegura en una entrevista el catedrático de Psiquiatría de la Universitat de València (UV) y comisionado del citado Plan, Rafael Tabarés, quien subraya que la pandemia del coronavirus "nos ha obligado a reconocer la importancia de la salud mental".

"No podemos mirar hacia otro lado porque cualquiera puede adquirir la condición de persona depresiva, angustiada, bebedora, adicta o, en un momento determinado, puede tener intención de morirse", asevera para destacar que está surgiendo "una idea global de que hay que cuidarse, no solo en lo físico sino en lo mental".

Grave impacto de la pandemia

Recuerda que antes de la pandemia la situación en relación a la salud mental y las drogodependencias "no era buena", y tras dos años con coronavirus, los datos indican que el incremento de los trastornos depresivos y de ansiedad ha sido de en torno al 28 %.

La pandemia ha provocado que muchas de las personas que ya tenían problemas de salud mental "se descompensen" y ha favorecido un incremento de los grupos vulnerables, personas con problemas de salud física a nivel crónico y que, al no poder tener acceso a tratamiento o cuidados, también se han descompensado.

Además, han aparecido nuevos grupos de población que han pasado por situaciones dramáticas como la pérdida de seres queridos en condiciones muy difíciles, que han estado hospitalizados en condiciones de aislamiento o menores que han estado encerrados en casa y sin contacto social.

Asimismo, el personal sanitario o de servicios esenciales ejerce su profesión bajo condiciones muy difíciles, no solo por su vulnerabilidad al contagio, sino por el desgaste emocional y por tener que enfrentarse a una situación novedosa y mantenida en el tiempo sin tener todas las herramientas, no solo de protección contra el virus sino mentales.

Sin mira a otro lado

"El dato más importante desde mi punto de vista es que la pandemia nos está cambiando a todos y a todo" y nos ha obligado a "reconocer la importancia de la salud mental, a que no podemos mirar hacia otro lado", afirma el catedrático de Psiquiatría.

Esto "es fundamental porque los ciudadanos, todos nosotros, decimos: ya no miro hacia otro lado", como cuando la salud mental estaba generalmente asociada a enfermedad grave y había "un tabú y una estigmatización, la idea de que esto no va conmigo".

"Con la pandemia hemos visto que el bienestar emocional, la salud mental, es importante para todos -destaca-, que estas situaciones pueden hacernos vulnerables en lo físico pero también en lo mental, tanto individual como colectivamente".

¿Segunda pandemia?

Preguntado por si cree que la salud mental es una pandemia paralela a la del coronavirus, responde: "Efectivamente hay olas de preocupación, por llamarlo de alguna manera, hay asuntos que pueden adquirir un protagonismo en un momento determinado, una atención por parte de cada uno de nosotros pero también de las personas influyentes".

"Más que una pandemia, pienso que existe un interés, una preocupación global, de la población, en que este tema merece la pena ser considerado y tratado de la misma manera que tratamos otros asuntos que tienen que ver con la salud pública", afirma.

A Tabarés le gusta ver el "aspecto positivo" en cuanto a que los ciudadanos "estamos dispuestos en estos momentos a considerar que la salud mental es importante para cada uno de nosotros y para los demás".

También cree necesario que este tema esté en la agenda de las instituciones, de los grupos políticos y los agentes sociales y en la agenda de gestión del Gobierno.

Aboga por que haya una coordinación y armonización en la que se tenga en cuenta a los ciudadanos y se vayan haciendo cosas porque, añade, "no basta con hacer grandes reflexiones o grandes encuestas, tenemos que actuar porque los problemas están ahí, y poner los recursos".

"Si no somos capaces de transmitir un mensaje de expectación, de que las cosas pueden cambiar y mejorar en relación con este asunto, se generará una enorme decepción y frustración -alerta-, y una sociedad frustrada lo único que alimenta es más polarización y más 'sálvese quien pueda'".

También considera "fundamental" demostrar que se están haciendo cosas para actuar sobre las personas que no solo están preocupadas sino que ya tienen problemas de salud mental.

Una convención

Respecto a la convención ciudadana por la salud mental, que comenzará el 5 de marzo y donde participarán 70 ciudadanos de la Comunitat Valenciana de más de 15 años, afirma que estamos "siendo observados" tanto por la OCDE como por la OMS.

"Es la primera vez en el mundo que se pone en marcha un proceso deliberativo" de estas característica, con miembros mayores de 15 años elegidos de forma aleatoria y que durante cuatro sesiones entre marzo y abril van a escuchar y aprender de expertos.

Desde el punto de vista del procedimiento participativo y democrático "supone sin duda un antes y un después", afirma para señalar que las recomendaciones que se hagan se evaluarán técnica y políticamente y se comenzará la elaboración del Plan de acción.

El primer borrador podría estar terminado antes de agosto, ya que la idea es ver si en los primeros trabajos de elaboración de los presupuestos de 2023 ya se puede ir introduciendo esta visión específica de recursos.

"Esperamos que el plan tenga una financiación adecuada, un desarrollo plurianual, cuente con la participación en su redacción de todas las personas y organismos implicados, tenga un desarrollo parlamentario, y que por lo menos no suscite el rechazo de los partidos que están en un pulso permanente", señala.

A su juicio, "estaría muy bien que hubiera un antes y un después en cuanto a las soluciones, en cuanto a que los grupos políticos reconocieran que esto va más allá del bloqueo y de la polarización partidista".

Considera necesario tener un sistema público y privado que permita absorber y gestionar de la mejor manera posible los casos, y con unas listas de espera y una continuidad de cuidados a medio y largo plazo razonables.

También deben mejorarse los sistema de promoción y prevención en relación con la salud mental, y para eso hay que estar atentos a lo que ocurre en los centros escolares, en la calidad de los empleos, en la forma de trabajar o en lo que exige la sociedad.

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