Alicante

"Lo que no entiendo es cómo no gustan los torreznos", cuenta Jorge Cortés en Barra Central. Su puesto en el Mercado Central de la ciudad de Alicante fue de los primeros en recibir un Solete Repsol y en él ofrece esta popular tapa con la que conquista diariamente a sus clientes.

Habitualmente dicharachero, Cortés puntualiza que el amor por los torreznos es a "los buenos" porque "se hacen de muchas maneras". Y para él la clave de que los suyos sean su tapa más exitosa está en que "te acuerdas de ellos en la cabeza y no en el estómago".

¿Y cómo lo consigue con esta tapa hecha a partir de una tira de tocino? Ahí se detiene antes de lanzarse y aconsejar la "compra de un producto bueno, que tiene mucho magro y poca grasa", luego "con algunos trucos" y "sin aceite, queda lo que la gente está probando" para que digas "en dos o tres semanas vamos a volver".

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Si ahora puede disfrutar de una buena acogida, los inicios no fueron nada fáciles. "Empezaba la obra el 15 de marzo de 2020, que lo tenía todo preparado para empezar y abrir en mes y medio", recuerda. Pero el inicio de la fase más dura de la pandemia obligó a posponerlo. "Y en casa, aburrido, en vez de hacer levadura me puse a mirar y miré torreznos por toda España".

Jorge Cortés en la Barra Central. M.H.

Los vecinos de su escalera fueron sus primeros catadores, así que con ellos fue probando y probando. Con un poco para él, claro: "¡Cogí 11 kilos!". Así presume que "a base de mucho investigar para hacerlo bien", consiguió los resultados que quería para poder empezar a venderlos en la primera etapa de este conforme fueron dejando que se pudieran acercar los clientes.

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En un bar de tapas como el suyo tiene muchas otras cosas por probar como la ensaladilla rusa, los salazones o la anchoa que pone sobre una ligera coca que le traen de Callosa y con mantequilla, como aprendió de una prima de su abuelo cuando iba a Benidorm.

El puesto de Barra Central en el Mercado, en la planta baja, en la zona de las frutas y verduras.

Cortés se siente muy orgulloso de cómo le quedan estos torreznos y de cómo reaccionan quienes se acercan a probarlos. Dos anécdotas le vienen a la cabeza a propósito de ello. La primera el día que se acercaron a su puesto en la zona de frutas y verduras unos amigos, entre ellos un empresario de Soria dedicado a los torreznos que le dijo que los suyos no tenían nada que envidiar. "Se pidieron hasta cuatro bandejas", recuerda.

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La otra anécdota es más reciente y refleja el espíritu con que se vive en la Barra Central, con dos personas que se conocieron allí mismo picando los torreznos y bebiendo. "Y se fueron juntos. El torrezno une personas, aunque no lo creas".