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Guadalest es el pueblo más mágico de Alicante para vivir una Navidad de postal. Así lo sostiene la inteligencia artificial (IA) 'ChatGPT', al que EL ESPAÑOL de Alicante ha planteado la gran pregunta: cuál es el rincón más especial para estas fiestas. Asegura: "Respira una magia intensa y casi teatral".

La provincia de Alicante guarda un interior aún por descubrir para muchos viajeros. La Navidad es el momento perfecto para adentrarse en él, pero entre tantas joyas surge la duda: ¿qué destino elegir para vivir unas fiestas distintas? La IA apunta sin vacilar hacia Guadalest, un lugar que describe como "un escenario de cuento".

Según explica, el municipio posee una geografía que ya parece hecha para una postal navideña. En palabras del propio modelo, su castillo y su caserío "encajados en roca sobre un valle y un embalse" generan una escena única. Añade que en invierno, entre mañanas frías y nieblas suaves, el pueblo "adquiere una atmósfera casi teatral".

La herramienta también destaca la escala íntima de sus calles. Habla de "callejuelas empedradas y plazas mínimas" en las que las luces y los belenes se sienten más cercanos. Todo ello invita a un paseo pausado en el que, como señala, "puedes descubrir un portalito iluminado tras una esquina".

Otro de los argumentos de la IA es el fuerte contraste entre la montaña y las luces navideñas. Frente a la costa, dice, Guadalest aporta "verticalidad, silencio y una sensación de Navidad clásica". Y remata que al caer la noche, desde los miradores altos, el pueblo se convierte en "un mapa de luces suspendido en la roca".

Postales invernales

Quien se adentra en el Castell de Guadalest descubre un núcleo histórico declarado Conjunto Histórico Artístico. Situado en lo alto de una peña vertical, conserva lienzos de muralla del siglo XVI y un trazado que remonta a época musulmana.

La visita transcurre entre la casa señorial, el ayuntamiento, la parroquia y los restos del Castillo de San José, un tesoro del siglo XI marcado por siglos de terremotos e historia.

Muy cerca espera también la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, del XVIII, junto al Museo Etnológico y varias colecciones singulares que sorprenden al visitante. Todo ello convierte el paseo en una mezcla perfecta de patrimonio, curiosidad y miradores abiertos hacia la sierra.

El entorno del embalse de Guadalest añade otro ingrediente navideño: la posibilidad de caminar entre montañas y reflejos verdes. Rodear la presa ofrece una ruta tranquila y estética, ideal para completar una escapada invernal. La IA subraya precisamente esa combinación entre silencio, paisaje y luces que "refuerza la sensación de estar en un lugar fuera del tiempo".

A la experiencia se suma la tradición local. Los pequeños comercios, desde artesanía hasta turrones o licores caseros, encajan con una Navidad "de objetos con historia y envoltorios sencillos". Un paseo por la plaza, algo caliente entre manos y un entorno sin multitudes refuerzan esa atmósfera íntima que tantos buscan en estas fechas.

Programación navideña

La Navidad en Guadalest no solo se ve: también se vive. El 6 de diciembre el pueblo inaugura las fiestas con animación por las calles y el encendido de luces, acompañado de chocolate caliente en la Era. Un día después, la música en directo del grupo Kisspop 4U y la animación infantil llenan de vida la tarde.

El 13 de diciembre, los niños y niñas del municipio toman el relevo con una representación teatral en la iglesia. Y el día 20 llega una de las citas más tradicionales, la Cena del Pobre, cuyos beneficios se destinan a las fiestas de agosto.

La Nochebuena conserva otra costumbre: el Aguinaldo del 24 de diciembre, cuando los pequeños recorren las casas del pueblo. Ya en enero, los pajes de los Reyes Magos instalan su campamento el día 4 en la Era, antes de la esperada llegada de Sus Majestades el día 5, con reparto de regalos en la iglesia.

ChatGPT reconoce que también aprecia otros pueblos, como Altea o Villajoyosa, pero insiste: si debe elegir uno que condense la magia navideña "de forma intensa", se queda con Guadalest. Entre luces suaves, roca vertical, silencio de sierra y tradición viva, no es difícil entender por qué.