Alicante
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Cada año miles de personas se echan a los caminos empujadas por motivos religiosos, espirituales, de superación o simplemente por desconectar del ritmo frenético de la vida moderna.

El Camino de Santiago vive un momento de enorme popularidad, especialmente en sus trazado más conocidos, el Camino Francés, el Portugués o el del Norte.

Sin embargo, España está salpicada de señales amarillas que recuerdan que cualquier punto puede ser un inicio. Y desde Benidorm lo ha demostrado Richard Nevado, de 24 años, quien el pasado 2 de octubre se lanzó a recorrer más de 1.140 kilómetros siguiendo esas flechas que veía en su propia ciudad.

Un viaje de 41 días

Desde EL ESPAÑOL de Alicante hablamos con él cuando apenas comenzaba su aventura. Hoy, tras 41 días de caminata, llega el momento de contar el final de una historia que ha atrapado a cientos de seguidores. "Hay gente que me ha llegado a reconocer por la calle", explica el joven.

Richard Nevado ha vuelto a Benidorm después de completar su particular Camino el pasado día 11 de noviembre. Tras una semana de descanso, reconoce que ha necesitado dormir "bastante" para recuperar el desgaste acumulado.

Aunque el final del viaje estuvo marcado por lluvias diarias, -"desgastante tanto física como mentalmente"-, Nevado señala que la parte más dura no fue esa, sino la Meseta manchega. Allí, la monotonía del paisaje se convirtió en una prueba psicológica de primer nivel.

"Es que son muchísimos kilómetros de ver absolutamente lo mismo", explica. Esa ausencia de estímulos lo sometió a jornadas enteras de introspección: "Todo el rato tú con tu cabeza, eso se hace duro".

El alivio llegó cuando el terreno empezó a elevarse y el paisaje se volvió verde: una señal de que Galicia y la meta estaban cada vez más cerca.

Anécdotas del camino

En la primera mitad del recorrido, Richard contó con una red de contactos que le ofreció comida o alojamiento. Un gesto que valora profundamente: "Estoy superagradecido con toda la gente que me ha acogido". Esa ayuda, sin embargo, desapareció a mitad de camino, obligándole a improvisar.

Richard Nevado durante su aventura

Una de las anécdotas más llamativas ocurrió en El Toboso, donde no encontró albergue. Ante la posibilidad de pasar la noche al raso, tomó una decisión tan arriesgada como eficaz: "O duermo en la calle o intento aquí hacer amigos".

Finalmente, una persona del pueblo lo acogió en su casa, un gesto que Richard destaca como ejemplo de la diferencia entre la mentalidad rural y la urbana.

Fiel a su pasión por la montaña, -proyecto que ya relató en la entrevista previa-, Richard decidió desviarse del Camino para subir el punto más alto de Galicia. "Puede parecer que me tomé un descanso, pero en realidad hice muchos más kilómetros para llegar", explica.

El joven también explica que durante el camino vivió algunos momentos incómodos, ya que se cruzó con animales, que le acompañaron parte del trayecto, aunque no supusieron una amenaza. "Cuando empecé a ver mastines sueltos me asusté un poco, pero cuando los animales ven tu actitud se calman", describe.

El Camino del Sureste no es una ruta transitada. Ya lo advertían los expertos en otra entrevista anterior: se trata de un recorrido reservado casi a peregrinos veteranos, con largos tramos en completa soledad y una señalización irregular.

Durante este viaje, Richard tuvo que lidiar con el aislamiento y con lo que él llama el "bombardeo de pensamientos". La clave estuvo en canalizar esa energía hacia el futuro.

En vez de lamentarse, empezó a planificar proyectos. Eso, unido a su fortaleza mental, hizo que algo nunca pasara por su cabeza: "No he pensado en abandonar".

Nuevos proyectos en marcha

Después de 41 días caminando, Richard asegura que el Camino le ha servido para aclarar qué quiere hacer con su vida. Aunque bromea con que puede sonar a locura, lo expresa sin rodeos:

"Quiero encaminar mi vida un poco a esto, a moverme, a viajar y no a formar, digamos, una estabilidad, sino más bien todo lo contrario". Asume que ser nómada no será sencillo, pero tiene claro que ese es el rumbo que quiere tomar.

Durante el trayecto, sus vídeos en redes sociales le han servido para ganar seguidores. Nevado confiesa que el tema de la edición de vídeos no es su actividad favorita, pero lo que sí le gusta es compartir con su comunidad sus viajes.

Más allá del Camino, Richard sigue inmerso en otro proyecto personal iniciado en 2022 o 2023: ascender el punto más alto de cada comunidad autónoma. Una aventura que, -como él mismo admite-, no ha terminado ni mucho menos.