Alicante
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Entre los pueblos del interior de la provincia, hay uno que destaca por su calma, su autenticidad y ese encanto difícil de describir que solo se percibe al estar allí. Según la inteligencia artificial (IA), Beniardà es el pueblo más acogedor de Alicante para visitar en otoño.

La IA de OpenAI 'ChatGPT', lo define como un lugar perfecto para quienes buscan un refugio otoñal lejos del ruido y las prisas: "Aquí se respira paz en cada rincón".

El otoño es una de las mejores épocas para disfrutar del interior de la provincia. Las luces son más suaves, los valles se tiñen de tonos ocres y dorados, y el aire invita a caminar sin prisa. Es el momento ideal para descubrir esos pueblos donde el tiempo parece haberse detenido y donde cada detalle cobra un significado especial.

Un pueblo especial

Con tantos rincones maravillosos, la elección no era fácil. Por eso, preguntamos a la inteligencia artificial cuál es el destino más acogedor para una escapada otoñal. Su respuesta fue clara y directa: Beniardà.

Según la IA, llegar a Beniardà "es, literalmente, cambiar de ritmo". Este pequeño pueblo del valle de Guadalest, con apenas un centenar de habitantes, está rodeado de montañas, almendros y campos de olivos.

El paisaje se abre hacia el embalse de Guadalest, cuyas aguas turquesas reflejan la luz dorada del otoño. "El aire huele a tierra húmeda y leña, y el silencio solo se rompe por las campanas o el murmullo del viento entre los árboles", describe.

La inteligencia artificial resalta que Beniardà no necesita grandes monumentos para enamorar. Su encanto reside en lo cotidiano, ya que las fachadas encaladas, las puertas de madera, las conversaciones junto a la fuente. "Es un pueblo que no busca impresionar, sino abrazar con sencillez", concluye.

Tradición y calma

El otoño es, además, la época más especial para descubrir la esencia de Beniardà. Con menos visitantes, el valle recupera su ritmo natural. Las cocinas se llenan de los aromas de platos tradicionales como la olleta de blat o los pucheros con garbanzos, y los dulces caseros de almendra y calabaza endulzan los días más frescos.

Alojarse en una de sus casas rurales es toda una experiencia sensorial: el crepitar de la chimenea, el silencio y las vistas a la sierra explican por qué muchos lo consideran el pueblo más acogedor de Alicante.

Una de las calles de la localidad.

Naturaleza y rutas con encanto

Beniardà está rodeado de senderos que conectan con otros pueblos del valle, como Benimantell o El Castell de Guadalest. Son rutas suaves, perfectas para caminar entre pinos y almendros, disfrutar del aire puro y contemplar los colores del otoño.

Desde aquí se pueden emprender excursiones hacia enclaves como la Mallada del Llop o las sierras de Xortà y Serrella, con panorámicas que invitan a desconectar.

Fiestas y tradición

A pesar de su tamaño, Beniardà conserva un calendario festivo lleno de encanto. La fiesta de les fadrines, que se celebra en septiembre, mantiene viva una tradición en la que las jóvenes del pueblo organizaban rifas y bailes.

Además, su Feria Artesanal es una cita imprescindible para los amantes de los productos locales. Aceite, miel, embutidos, dulces o cerámica se mezclan con el ambiente festivo, donde no faltan los minxos, los buñuelos de calabaza o la limonada natural.

Beniardà se encuentra a unos 20 kilómetros de Benidorm y del Parque Natural de la Serra Gelada, pero parece pertenecer a otro tiempo. Su trazado urbano conserva raíces árabes, con calles estrechas y un pequeño acueducto que da la bienvenida a los visitantes.

Quizá lo que lo hace tan especial no sea solo su entorno ni su historia, sino su atmósfera. "Beniardà es ese pueblo que te hace bajar el ritmo sin darte cuenta", apunta la IA.