La Plaza Mayor de Elda se convierte cada septiembre en el corazón de las Fiestas Mayores. Allí, entre música, pólvora y reencuentros, hay un protagonista inesperado que supera incluso a la cerveza y al vino en popularidad: el "mezclaico".
Esta bebida, preparada a base de vermú rojo, picón y sifón, se sirve con aceituna, limón y naranja. Lo curioso es que, más allá de los días 8 y 9, casi nadie la pide.
Sin embargo, durante las fiestas se consumen más de mil vasos en apenas dos jornadas.
El auténtico mezclaico
Desde EL ESPAÑOL de Alicante nos hemos trasladado hasta la localidad para descubrir cómo se vive esta tradición.
De la mano de Ana González, copropietaria de Plaza 4 Gastrobar junto a su marido Diego, hemos aprendido a preparar un auténtico "mezclaico" y a conocer mejor todo lo que rodea a esta costumbre.
Ana González explica que el "mezclaico" tiene un fuerte arraigo familiar. "Es una bebida que ya tomaban nuestros abuelos. Solo se toma el ocho y el nueve de septiembre".
El resto del año la demanda es mínima: "Si vendo diez vasos en todo el año es mucho", explica.
La situación cambia radicalmente durante las fiestas. En apenas 48 horas, el gastrobar sirve más de un millar de vasos, una cifra que refleja hasta qué punto la ciudad mantiene vivas sus costumbres.
El aperitivo perfecto
El "mezclaico" se disfruta sobre todo durante los almuerzos y el aperitivo, acompañado de fritura de boquerón, cazón en adobo, frutos secos o los famosos "pichis", gambas rebozadas que en otras zonas se conocen como "gambas en gabardina".
Dos de los clientes de Plaza 4 Gastrobar disfrutando del Mezclaico
Los días festivos empiezan pronto en Plaza 4. A primera hora ya llegan vecinos y visitantes a almorzar, aprovechando que con la compra de una camiseta de las fiestas se regalan dos almuerzos, consistentes en bocadillo y bebida.
Tras la traca, el ambiente se concentra de nuevo en el gastrobar, donde el "mezclaico" vuelve a ser la estrella.
Un lleno absoluto
La Plaza Mayor vive una auténtica marea de gente. "El día de la Virgen el suelo no se ve", resume Ana. La jornada incluye el lanzamiento de un globo y la actuación de 'Los Caracoles', un grupo de vecinos que canta canciones típicas y congrega a centenares de personas.
El otro plato típico de estas fechas es el "relleno", también llamado "pelotas" o "fasuras", una especie de albóndiga grande servida en caldo de cocido. Todo ello completa una oferta gastronómica que forma parte inseparable de las fiestas.
Dos días intensos
La actividad es frenética para el equipo del restaurante. Aunque las reservas de comidas y cenas se llenan "de año en año", es en los almuerzos y aperitivos donde la intensidad alcanza niveles máximos. "Pueden venir cada día mil y pico personas", asegura Ana.
A sus 49 años, lleva tres décadas ligada a la hostelería y 25 compartiendo proyecto y vida con su marido Diego. Ella se encarga del área exterior y él de la cocina: una fórmula que, según reconoce, "no cambiaría por nada".
