Alicante
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En muchas localidades, la Semana Santa se celebra con auténtica pasión. Calles engalanadas, cornetas, tambores y costaleros dan forma a unas fechas marcadas por la tradición. Cada año, miles de personas participan o se acercan a contemplar estas procesiones que forman parte del patrimonio cultural de España.

En la provincia de Alicante, las Semanas Santas de Orihuela y Crevillent son algunas de las más reconocidas. Ambas gozan de gran popularidad y destacan por su vistosidad, el número de cofradías participantes y su capacidad para atraer visitantes.

Pero más allá de estos focos de atención, existe una procesión que se vive de manera muy diferente. Es una de las más antiguas de toda la provincia y, al mismo tiempo, una de las más desconocidas.

Una experiencia mística

Su singularidad reside en el silencio absoluto que la envuelve. Tiene lugar en Alcoy y es, sin duda, una de las manifestaciones más sobrecogedoras y espirituales de la Semana Santa alicantina.

La Procesión del Silencio de Alcoy se celebra a las cinco de la madrugada del Viernes Santo. A esa hora, cuando la ciudad aún duerme, los cofrades de la Hermandad del Cristo Agonizante salen desde la iglesia de San Mauro y San Francisco para recorrer, lentamente, las calles del casco antiguo.

No hay música, ni tambores, ni saetas. Solo se escuchan los pasos de los penitentes, el roce de las túnicas negras, el leve crujido de las sandalias o el sonido de alguna campana distante.

Este ambiente genera una atmósfera que estremece a quienes asisten, convirtiendo el recorrido en una experiencia íntima, casi mística.

Una imagen que habla

La imagen que se porta en esta procesión es la del Cristo Agonizante, una talla que representa a Jesús en el momento previo a su muerte en la cruz. Va llevada a hombros por los cofrades, todos vestidos con hábito negro y capirote.

La escasa iluminación, proveniente de faroles o antorchas, potencia aún más el recogimiento del acto.

El recorrido es breve y austero. No hay flores llamativas, ni elementos decorativos ostentosos. Todo respira sobriedad y respeto, en consonancia con el espíritu del Viernes Santo. Es una procesión que rehúye del espectáculo y se centra en el recogimiento y la espiritualidad.

Una tradición centenaria

No se conoce la fecha exacta en la que comenzó esta procesión, pero se cree que hunde sus raíces en las prácticas penitenciales de los siglos XVI y XVII. En ellas, el silencio, la humildad y la expiación eran elementos esenciales.

En Alcoy, esta tradición ha sobrevivido casi intacta, resistiendo el paso del tiempo sin apenas alteraciones.

Esta fidelidad a sus orígenes la convierte en una de las procesiones más auténticas y antiguas no solo de la provincia, sino posiblemente de toda España.

El lado más desconocido

A menudo asociamos Alcoy con sus espectaculares fiestas de Moros y Cristianos, llenas de color, pólvora y música. Pero esta ciudad también tiene un rostro mucho más sobrio y espiritual, que se revela cada Semana Santa con esta procesión silenciosa y cargada de simbolismo.

Pese a su enorme valor cultural y religioso, la Procesión del Silencio sigue siendo una joya poco conocida. Quizás por la hora en la que se celebra, o por su falta de artificio, pasa desapercibida para muchos. Pero quienes la descubren difícilmente la olvidan.