Alicante

'Mamá, no quiero ir al colegio', es una de las frases que toda madre o padre ha tenido que escuchar decir a sus hijos alguna vez en su vida. Las causas pueden ser diversas, desde estar enfermo hasta querer librarse de un examen o una tarea. Pero, cuidado porque si la situación se repite con frecuencia en el tiempo, podría ser indicativo de que está sucediendo algo más.

Este jueves, 2 de mayo, se celebra el Día Internacional contra el Acoso Escolar, una problemática que afecta en España a casi 220.000 estudiantes y más 74.000 acosadores, según un estudio de la Universidad Complutense de Madrid. Además, hay un 16,3% de alumnos que se identifican como testigos, lo que equivale a 5 niños por aula. 

Cambios en el estado de ánimo, un bajón en las notas, desinterés generalizado, problemas de insomnio, falta de apetito, pérdidas de orina, una disminución de la autoestima, comentarios negativos hacia uno mismo, conductas autolesivas o incluso hablar de suicidio, son algunas de las señales de alerta que podrían indicarnos que un niño o niña está siendo víctima de bullying. 

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La psicóloga educativa Sefa Mulet, del Colegio Oficial de Psicología de la Comunitat Valenciana, habla de cambios en la actitud: "Tienen la sensación de que no son útiles para la sociedad en la que están" y "no tienen recursos suficientes para afrontar el día a día". 

Sefa Mulet explica que hay tantas formas de acoso como consecuencias después para los niños que lo sufren. Desde conductas que fomentan la marginación y el aislamiento de la víctima hasta la persecución, intimidación y ridiculización de la persona. También habla de otros tipos de ataque como la violencia física y verbal o el ciberacoso, a través de redes sociales: "Compartir información de otra persona por internet o grabar imágenes o vídeos de la misma". 

"En algunos casos estas conductas pueden pasar desapercibidas para la familia. Por ello, hay que estar atentos, sobre todo en el caso de niños y adolescentes". 

Esta psicóloga educativa, que dirige un centro en Gata de Gorgos (Alicante), explica que el primer paso para ayudar a un niño acosado es acudir a un profesional de la salud mental, que haga ver a la víctima que no es culpable del trato que está recibiendo. "Aprender una comunicación más asertiva que le ayude a empoderarse y defenderse de estas injusticias", es otra de las claves. "El diálogo siempre será la primera herramienta para cambiar la situación", insiste Mulet. 

"La intervención debe darse lo antes posible". La psicóloga se refiere a que tanto el entorno familiar como el educativo debe darse cuenta de que hay un problema para poder cambiarlo enseñando, por ejemplo, técnicas de cohesión social. "Para que la situación no se vuelva a repetir tanto por parte de la víctima como del agresor". 

Sobre los agresores, explica que suelen responder a perfiles de niños con una baja autoestima o que se ven seducidos por la sensación de poder frente a los demás. Por lo que, también es necesario trabajar en su autoconcepto, la gestión emocional y la empatía hacia los demás.

El peor desenlace

El informe del Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre 'Estadísticas de defunciones según causa de muerte. Año 2021' muestra que los suicidios en los menores de 15 años han aumentado un 57%, con 22 muertes ese mismo año, frente a las 14 de 2020.

En los últimos años, los medios de comunicación se han hecho eco de las muertes de niños y niñas que se quitaban la vida después de llevar años siendo víctimas del bullying. Como en el caso de Alejandro Castilla, el niño con altas capacidades o la muerte de las gemelas de Oviedo, de 12 años.

Está claro que el suicidio es el peor desenlace en este tipo de casos. Y aunque el acoso escolar no suele ser la única causa, los familiares deben estar atentos a las señales de alerta, como las autolesiones o los comentarios sobre la muerte. "La falta de comprensión por parte del entorno o la presión que ejerce la sociedad hacia determinados grupos sociales", suelen estar relacionadas con las conductas más dañinas.

"Estamos notando un incremento de suicidios, que es un tema muy preocupante para nuestra sociedad", explica la psicóloga. Hace hincapié en la importancia de creación y pertenencia a los grupos de apoyo para que los jóvenes puedan compartir sus experiencias, así como dar visibilidad a las consecuencias tanto físicas como emocionales del bullying. "Deben estar muy atentos en casa para no potenciar esos factores de riesgo en la conducta de los adolescentes", concluye Sefa Mulet.