Alicante

Con palabras de los vecinos para referirse a él como "pájaro", "fenómeno"o"pieza" se podría pensar que el antiguo cura del barrio de Villafranqueza de Alicante podía hacer milagros. En parte los hizo durante los años que estuvo en esta zona de unos 4.500 habitantes.

Desde hace alrededor de una década se ha reducido el número de personas que han muerto en el barrio, algo por lo que los alicantinos que residen allí deberían alegrarse. El problema es que ha bajado también la tasa de nacimientos, de comuniones y, aparte de reducir las personas creyentes drásticamente, ha convertido Villafranqueza en un lugar sin amor donde las parejas no se casan.

¿Cómo puede ser esto posible? Hay dos opciones: que el párroco haya sacrificado la fe y el amor a cambio de la inmortalidad de sus vecinos o que no haya cumplido con sus obligaciones. El malestar generalizado de quienes lo han sufrido hace pensar en la segunda.

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El sacerdote, de nombre José Manuel Menárguez Rocamora, no inscribió los actos realizados en la parroquia de San José durante un tiempo indeterminado que algunos vecinos estiman de nueve a seis años. Con la llegada del nuevo párroco y los casos de gente afectada que han descubierto años después que sus hijos no estaban bautizados o que habían estado solteros a pesar de haber jurado su amor ante Dios, se corrió la voz por el barrio y por los grupos de WhatsApp. Así, se ha recomendado desde la parroquia y los colegios que los que hayan realizado algún acto durante su estancia acudan a la iglesia a regularizar su situación.

De entre los más de 15 vecinos preguntados por EL ESPAÑOL, la gran mayoría de ellos conocen el problema, muestran su descontento con la situación y alivio de que se haya marchado. En el paseo de la Ermita un grupo de madres jóvenes pasan la tarde en el parque infantil junto a la Ermita de San Antonio Abad. Son diez y todas saben los fallos del anterior cura.

"Situaciones surrealistas"

Coinciden en que era un "personaje" y que se daban "situaciones surrealistas". Al parecer, no solo tenía problemas con los trámites, sino que mostraba un comportamiento poco apropiado desde su llegada, por el año 2012. "La organización de las bodas, los bautizos y las comuniones las hacía en el bar al lado de la iglesia", recuerda una. Otra mujer señala que los testigos de los casamientos se los llevaba allí mientras bebía para que firmaran.

Ya en el año 2013, un grupo de religiosos escribió al Obispado de la Diócesis Orihuela-Alicante para pedir su sustitución ante su comportamiento poco ejemplar. Se le recriminaba en el escrito su poca profesionalidad al preparar los actos, que grabase en medio de las celebraciones con el teléfono y enviase el material por WhatsApp, que pidiera dinero para gastarlo en los bares de la zona o que acogiera a una persona sin hogar para que le ayudara en sus labores.

Fachada de la iglesia de San José. Jorge Verdú

El hartazgo fue tal que en ese mismo año se colgó una pancarta en el balcón de la iglesia con el mensaje: "Obispado sinvergüenza, cura vividor". Sin que la iniciativa surgiera efecto ante la pasividad de la institución católica. 

Una madre explica que su hijo ha sido uno de los perjudicados. Covadonga Serrano destaca que "desde el colegio mandaron una circular la semana pasada para que pasáramos por la iglesia porque había habido algún problema en los registros".

Para solucionar la confusión, se acercó para regularizar el bautizo del pequeño, que tuvo lugar en 2020. "En el cole hay otros niños que están en las mismas circunstancias", comenta la madre. Serrano apunta que le preguntó al nuevo cura si quería ver alguna foto que demostrara que se había realizado el bautizo, ya que las pruebas audiovisuales son el único justificante que dejan constancia de los actos que no se formalizaron, pero no hizo falta.

Este diario ha hablado con el nuevo párroco. En su despacho, el cura se muestra optimista y le quita importancia a las quejas y reclamaciones diciendo que son cosas que pasan. "Unos cuantos nombres no se inscribieron", asegura el sacerdote, quien afirma que además es periodista y que eso "no es ninguna noticia".

El religioso niega que el comportamiento de su antecesor hubiera estado fuera de lugar y puntualiza que no había ningún problema, lo que contrasta con la amenaza previa a la despedida: "Si sale publicado el nombre de la parroquia, la Diócesis de Orihuela-Alicante tomará acciones legales, porque es algo privado". El órgano eclesiástico también fue contactado en varias ocasiones para que ofreciera su versión, pero rehusó la invitación.

"Se creía el papa"

Tras el encuentro, una mujer que pasea junto a sus nietos en el parque enfrente de la parroquia de San José de Villafranqueza cuenta que su nieto necesita formalizar su bautizo porque, según le contaron desde la parroquia, "el antiguo cura quemó los papeles". La señora tampoco tiene en buena estima al sacerdote y apunta que "el bar y la calle eran su oficina" y que habían tenido muchas dificultades para cuadrar los bautizos porque "daba largas" a las peticiones.

Cerca de la iglesia otro vecino de la zona alicantina confirma de nuevo el relato y añade que Menárguez era un "pájaro", definición que dos hombres que se encuentran en el mismo establecimiento ratifican. El grupo no quiere dar nombres "para que no haya líos".

Despacho parroquial, en imagen cedida.

"A todo el mundo lo atendía en el bar porque la mesa de la sacristía estaba llena de mierda y con botellas vacías, era un fenómeno el tío", añade. "Se creía que era el papa, hay información para escribir un libro", y asegura que un cliente "descubrió que no estaba casado cuando se lo notificó Hacienda tras realizar una declaración de la renta conjunta con su mujer". Por último, el hombre lamenta que "ahora ya no se va a cambiar nada" y atribuye la culpa de todo lo sucedido estos años a "los que les mandan, que son aún peores".