Alicante

"¿Eres tú el que ha escrito eso en EL ESPAÑOL?", preguntaba al principio de la charla Carolina en alusión al artículo publicado este martes con el inicio del titular "Homofobia por unos besos". Así ha comenzado la conversación con la vecina del barrio Santa Cruz de Alicante donde una pareja, dos turistas, fueron increpadas por esta mujer cuando se estaban grabando un vídeo para TikTok debajo de su calle; en él aparecían dándose besos y abrazos. 

A Carolina llegamos después de que varios vecinos de este icónico enclave que da acceso al castillo de Santa Bárbara aseguraran que si bien no había estado acertada su manera de actuar "maleducada", no era homófoba, sino que estaba harta con la degradación que arrastra el barrio "entre botellones y gente, gay o heterosexual, haciendo el amor en nuestras calles". 

Así se refiere Javi, inquilino de Santa Cruz donde es miembro de la asociación de vecinos y desde donde gestiona la página de Facebook 'Barrio Santa Cruz-Alicante' con casi 5.000 seguidores. "Yo soy homosexual", advierte a otro lado del teléfono, "y el barrio siempre ha sido familiar, las casas han pasado de familia a familia, la mía más de 100 años, y ahora estamos teniendo vecinos de todo y muchos de ellos pertenecen al colectivo LGTBI", avanza este hombre,

"Y esta vecina, Carolina, es de las amigas que toma café con otros gays" y "en ningún momento les insulta por ser lesbianas", sostiene. "Hace poco había dos chicos gais que estaban meando en la puerta de mi casa, cogí un cubo de la fregona y les tiré todo el agua, es verdad que tuve mala educación, que no lo tenía que haber hecho, pero homófobo no fui", señala.

Un joven, miccionando en la calle de Javi en un vídeo cedido a este medio.

Para él, el calentón de esta mujer se debe a que llevan años "sufriendo el deterioro del barrio la falta de vigilancia policial" de una zona que "se ha convertido en un picadero, en un folleteo, como te puedo demostrar con más de 40 vídeos que he grabado yo mismo".

La versión de Carolina

De manera similar se expresa Carolina. "Yo he visto en otras ocasiones en mi calle a una niña que le estaba dando por culo otro y a otro que le hacían una mamada mientras otros les grababan sin ser conscientes y lo paré para que dejaran de hacerlo", explica. "Esto es lo que vivimos aquí todos los días, la ciudad sin ley, les dices algo y te tiran las plantas, te mean las puertas..." se lamenta. 

Durante la entrevista repite varias veces que está "harta", que existe "crispación" entre sus vecinos, y que siempre que ve algo que no le gusta, lo dice, "porque tenemos que pararlo porque no podemos vivir cruzando los dedos de jueves a domingo a ver qué pasa". 

Sobre la polémica homófoba en cuestión, explica su versión: "Yo salgo a la terraza a regar y veo a las chavalas haciendo posturitas, ellas se creían que no les estaba viendo nadie por estar en una calle estrecha, pero las observaban dos hombres y ellas eran ajenas a que tenían público y es cuando hablo", explica. 

Sobre lo que estaban haciendo, ella asegura que no se "escandalizó" por ser dos chicas, pero que si bien no estaban teniendo sexo, como se le recuerda, "no era como defienden ellas que solo estaban teniendo muestras de afecto". Al final, repite que ella y otros inquilinos del barrio "estamos hartos porque no puedes vivir así porque estas todos los días toreando con esto". 

Vandalismo del tipo "meadas en las calles, rompen timbre o los turistas de los apartamentos vacacionales ponen la música alta y mira que les hemos puesto notas educadas para que respeten el descanso". 

Bibi las invita a su casa

Uno de esos apartamentos turísticos pertenece a Bibi, quien escribe al periódico desde Francia, donde se encuentra ahora, para ofrecer su apoyo a las dos chicas porque cree que se ha cometido una injusticia con ellas. Luego, al teléfono, explica que es la dueña "de la casita azul que sale en su vídeo".

"Quiero invitarlas a pasar un par de noches en mi casita y que vean que esa experiencia fue una excepción a la regla. Quiero que disfruten de una estancia rodeadas de vecinos estupendos", afirma. "Es una vergüenza que estas cosas pasen aún y más en mi propio entorno. No puedo consentirlo y no quiero ni debo quedarme quieta", añade. 

Sobre los conflictos que arrastra el barrio, reconoce que "en el barrio está todo el mundo a flor de piel porque hay cruising, gente haciéndolo, otros haciendo caca y pipi", pero lo que no comprende es que, por dos chicas que se estaban haciendo fotos, "que eso es algo habitual en una zona tan turística", Carolina [a la que no conoce] "se ponga así". "Si la gente engalana sus puertas y sus plantas para que la gente se haga las fotos en sus fachadas", asegura.

Este periódico le ha comentado a una de las chicas afectadas el ofrecimiento de Bibi y ha contestado que agradece la invitación, pero que ya estaban de vuelta a Madrid en bus, dando por terminada así su estancia en Alicante que, para bien o para mal, seguro que no olvidan.