Alicante

Hoy no es un día cualquiera en la Vega Baja. Tal día como hoy, 21 de marzo, pero de 1829, toda la comarca alicantina recibía una sacudida cuya alta intensidad probablemente no se había visto anteriormente, ni después, en toda la provincia. Lo que sí sabemos con certeza es que, fue de tal calibre, que también sacudió las conciencias políticas hasta el punto de servir para introducir unos protocolos antisísmicos hasta entonces inexistentes en España.

Nos referimos al conocido como terremoto de Torrevieja, de 6,6º de magnitud (el de Siria y Turquía reciente tuvo 7,8º) y que dejó 389 muertos. "Es un terremoto que quedó muy bien documentado, por lo cual nos ha venido muy bien desde el punto de vista histórico, geológico y antropológico", avanza Nahúm Méndez Chazarra (1983), divulgador científico conocido por su marca 'un geólogo en apuros' con la que llega a unas 70.000 personas en redes sociales.

Y, de ahí que lo podamos comparar también, por ejemplo, con el más grande de la historia reciente de España, el de Lorca (Murcia) de 2011 y 9 muertes: "el de Torrevieja fue 43 veces más grande que la energía liberada en el terremoto murciano", asegura. Sin embargo, aclara este autor de tres libros científicos, "en teoría, el de Torrevieja ha sido el de mayor intensidad en la provincia de Alicante en periodo histórico", en teoría, porque de los anteriores no se dispone de tanta información.

[Nahúm Méndez , el geólogo 'en apuros' de Alicante al que le toca desmentir los bulos del volcán de La Palma]

Hecha esta aclaración, nos adentramos con él en este devastador fenómeno natural de hace casi dos siglos que dejó la comarca (y una parte de la del Baix Vinalopó) totalmente sepultadaA las 18:15 horas del 21 de marzo de 1829 se movió la tierra y, en cuestión de segundos, unas 3.000 quedaron completamente destruidas, cerca de 2.400 dañadas y varios puentes que atravesaban el río Segura se vinieron abajo. "A alguna gente les pilló el terremoto en la calle pero a otros les cogió rezando en la iglesia", señala Méndez Chazarra aludiendo a periódicos de la época que así lo atestiguan.  

Solo en la localidad de Almoradí murieron 192 personas, la mitad que causó el seísmo "probablemente por lo cerca que estaban unas casas a otras", seguida de Benejúzar, 80 víctimas. Y, ¿Torrevieja? En esta ciudad, 32. ¿Y por qué se le conoce como el terremoto de Torrevieja? Le preguntamos. "Seguramente porque se lo puso Larramendi al tratarse de la ciudad más grande", responde. 

Una de las pocas ilustraciones que existen sobre aquel desastre.

José Luis Larramendi fue un geógrafo, ingeniero y político español, más conocido por ser uno de los dos autores de los trabajos que dieron origen a la actual división provincial española, pero que sin él no se explican esas pioneras medidas antisísmicas implantadas tras el fatídico 1829. 

Cuenta el autor de los libros 'Un geólogo en apuros' (Paidós), 'Historia de los volcanes' (Guadalmazan) y 'Todo lo que hay que saber sobre geología' (Pinolia), que este ingeniero "capitanéo la reconstrucción, haciendo un nuevo trazado urbano" que consistió en proyectar las calles más anchas y las casas más bajas, de una planta, para evitar el sepultamento de la población en futuras sacudidas.

"Podríamos decir que Larramendi fue un innovador porque solucionó lo que en aquella época no podía hacer la ingeniería entonces y que se supone que se hace ahora, casas sismorresistentes, con lo del trazado urbano, él encontró en esa idea la solución", sostiene. 

"Volverá a pasar"

Recuerda este geólogo que, de los 80 del siglo XX, "se debería de estar aplicando" la normativa de construcción de edificiones sismorresistentes. ¿Y se está cumpliendo? "Bueno, eso es algo que sabremos el día del terremoto, y eso es lo que me da miedo", responde.

Y eso nos lleva a su gran e incómoda conclusión, "con los terremotos, siempre lo digo, no se sabe cuándo, no podemos concretar, pero sólo podemos decir que volverá a ocurrir y con ese hecho tenemos que convivir".