Elche

Asun Martínez (Elche, 20 de febrero de 2002) sigue en una nube, como ella reconoce, tras ganar el pasado domingo con España el Mundial de fútbol en la categoría sub-20 disputado en Costa Rica. "Todo ha venido de golpe y sigo desubicada", dice entre risas la extremo, que jugó la primera parte de la final contra Japón (3-1), ante casi 30.000 aficionados que llenaron el Estadio Nacional, en la capital de San José. 

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"Yo sabía que podíamos tener opciones de ganar, pero Japón venía de arrollar en todos los partidos y en la segunda parte nos pusieron en muchos aprietos", explica. No es baladí sus palabras teniendo en cuenta que, hasta hace unos días, el único título mundialista de España fue en el Mundial sub-17 celebrado en 2018. Precisamente aquel año La Roja perdía en la final contra las niponas por el mismo resultado, 3-1 en la categoría sub-20, así que la revancha, ahora, sí que ha sido posible. 

Actual jugadora del Valencia Féminas F. C., con la que le une un año más de contrato, Martínez rememora desde su barrio, La Rata de Elche, donde ha ido a visitar a su abuela, sus orígenes en un deporte que, para las mujeres, empieza a despuntar ahora. 

"Desde bien pequeña, me he criado en el barrio viendo a mi tío y mi primo jugar", rememora. "Aquí he tenido la suerte de aprender a jugar, tanto que nos hemos criado con el balón en los pies", añade esta futbolista.  

La Rata es, dentro del barrio de Carrús, un grupo de casas construidos en los años 50 en el margen derecho del río Vinalopó para atender a la fuerte demanda de inmigración nacional que fue a Elche para trabajar en el sector del calzado. Un barrio obrero con amplias zonas donde poder jugar. "Yo siempre digo que aprender en la calle es lo que mejor me podía pasar" para ser quien es hoy en día, sentencia. 

Intentos en gimnasia rítmica

Durante la conversación, Asun Martínez, reconoce que a su madre no le hacía "mucha gracia" que ella se empeñara, desde bien chica, en jugar al fútbol. "Ella quería que hiciera gimnasia rítmica", avanza. "Estuve yendo hasta que la profe me dijo que los músculos no me estiraban bien, que no era elástica".

El considerado como un deporte para chicas no era un deporte para Asun. "Me dijeron que no podía seguir en gimnasia rítmica más y acabé llorando", confiesa. Así que no perdió el tiempo y se apuntó a un equipo de fútbol, el deporte (mal) considerado para chicos que a Asun tanto le apasionaba. "Es verdad que antes era más raro, pero hoy en día es lo más normal que una niña quiera jugar futbol", apostilla. 

Con solo tres años, entró en el Elche Sporting donde, con otros chicos, entrenaba y hacía exhibiciones, pero no competían. A los 9 saltó al Sociedad Cultural Deportiva Intangco. De allí la fichó el Elche Femenino dos temporadas, pero descendieron y pasó al Sporting Plaza Argel de Alicante donde sufrió su peor lesión, la rotura del ligamento cruzado. Su último y actual destino, el Valencia. 

- Te queda un año de contrato. ¿Te ves en otro club?

- "No sueño con ningún equipo en sí, lo que tenga que llegar, llegará y donde me traten bien y me cuiden es porque ese será mi sitio", afirma tras reconocer que hace unos años sentía devoción por el Barcelona.

Asun Martínez es testigo de cómo el fútbol femenino va creciendo a pasos de gigante. "Desde que salí de casa hasta acabar en el Valencia he visto cómo ha aumentado el público en las gradas o el apoyo que estamos recibiendo de manera muy rápida", asegura. 
- Y en los salarios, ¿también van creciendo? 

- "Bueno, para igualar a los chicos en tema de salario va creciendo, pero poco a poco", responde esta campeona del mundo, cuya madre, aclara, "es a día de hoy mi primer fan".