Alicante

La industria oriolana del siglo XV se vio favorecida por los pastells, un cultivo conocido como la hierba pastel (Isatis tinctoria) que trajo, a la por aquel entonces villa de Orihuela, un comerciante genovés.

El nombre puede dar lugar a confusión, y es fácil imaginarse algo dulce y comestible, pero lo cierto es que, en lo único que se parece a un pastel, es el nombre. Los pastells se sembraban y se cultivaban, pero no se comían. Se trataba de la "única fuente importante de tintura azul en Europa", así lo cuenta el agente de extensión agraria Rafael Moñino en un artículo. Le llamaron así porque la forma de la planta guardaba cierta similitud con la forma de los pasteles de la época.

Este agricultor e impulsor del gentilicio ‘cojense’ afirma que nunca antes había oído el término hasta que leyó el segundo tomo de 'Orihuela en sus documentos', una obra del franciscano Agustín Nieto Fernández, quien dedica un capítulo entero a hablar de esta industria. La mala noticia es que con el paso del tiempo, dejó de cultivarse, y al no quedar asilvestrada, simplemente desapareció.

¿Cómo llegó hasta Orihuela?

El religioso cuenta en su obra que la especie llegó hasta la villa oriolana a través de un mercader genovés, de nombre Berenguer Canef, quien expuso a los dirigentes políticos su deseo de llevarla hasta allí la semilla para cultivarla. El pueblo que vio con buenos ojos esta iniciativa, dio su consentimiento, pero no sin antes poner una serie de condiciones a este comerciante. Hay que recordar que, en aquella época, la hierba del pastel era la principal fuente de tintura azul de la época, hasta que llegó el índigo, una planta perteneciente a la familia de las leguminosas.

Los dirigentes de Orihuela permitieron a Canef llevar la planta hasta la localidad a través de un acuerdo en el que se mantenía que el Consejo no estaba obligado a darle tierras ni salario, pero sí tendría derecho al uso de una casa con dos almazaras, sus molinos y corral durante cinco años, más el monopolio de sembrar y cultivar la planta en toda la tierra que él pudiera comprar. Además, nadie excepto él podría llevarlo a cabo. Eso sí, el genovés tendría que enseñar a los vecinos de la villa el procedimiento para sembrar y cultivar adecuadamente los pastells para ocupar su lugar una vez terminado el plazo del contrato.

Según cuenta Rafael Moñino, parece que las condiciones se cumplieron y Orihuela se convirtió en una importante productora de esta fuente de tintura azul. No se sabe con certeza cuánto tiempo exactamente duró la época de apogeo de la planta, pero lo que sí es seguro es que benefició notablemente la agricultura oriolana, y además desapareció cuando llegó la importación de colorante de índigo. Como se ha comentado con anterioridad, la especie terminó por desaparecer del término de Orihuela, y su presencia no figura en otros libros o documentos, excepto el libro de este franciscano.

Noticias relacionadas