Alicante
Publicada
Actualizada

Lo que Francisco más se temía ha terminado por cumplirse. La madre de su hijo Francisco, de tan solo 5 años, ha desaparecido en Torrevieja con él y con su hermano de madre, Daniel, de 10 años, y ambos están en paradero desconocido desde hace casi 50 días.

"No estoy para mucho, por no decir para nada", cuenta Francisco tras un mes y medio sin saber ni cómo ni dónde está su hijo desde el 20 de septiembre.

El tormento que ha vivido desde el nacimiento del pequeño se ha estirado al extremo con la sustracción de Grethel, su madre, quien también se ha llevado consigo a Daniel, dejando a su padre, Tiberio, —que lleva sin ver a su hijo desde que nació—igual de destrozado.

Ambos se han unido ahora para tratar de localizar a estos pequeños que vivían en Torrevieja y que sospechan que podrían haber salido del país.

El desencadenante llegó porque el pasado 23 de septiembre "le iban a quitar la custodia en un juicio que teníamos de modificación de medidas. Sabía que si aparecía le iban a quitar al niño porque no estaba bien psicológicamente", explica Francisco.

Grethel se había saltado durante tres años el requerimiento por el que debía acudir a tratamiento en la unidad de salud mental adscrita a su centro de salud por problemas psicológicos.

Además, acumulaba una larga lista de sentencias y denuncias falsas que había presentado contra sus exparejas.

Ante la posibilidad de perder a los pequeños, decidió desaparecer con ellos el pasado 20 de septiembre sin avisar a nadie de sus intenciones.

Para intentar quedárselos, había intentado de todo. Francisco cuenta que ha recibido "unas 20 denuncias falsas por malos tratos que han sido archivadas porque era todo mentira".

Todo cambió en su relación cuando tuvieron al niño, momento en el que —según relata— ella se transformó en una madre celosa y sobreprotectora hasta niveles extremos.

"Vivíamos en un chalet que es mío y, desde que nació, no dejaba a nadie acercarse al bebé. A mí me mandó a dormir a un colchón hinchable en el cuarto de la lavadora. No podía ni darle el biberón, ni cambiarle los pañales, nada. Tampoco a mi familia les dejaba", comenta.

Desde entonces, la relación se rompió y la mujer interpuso una primera denuncia falsa aprovechando la nueva ley de libertad sexual, conocida como la ley del solo sí es sí.

En el calabozo

"La puso a los diez días de aprobarse la nueva ley y me pasé 30 horas en el calabozo. Desde entonces, me quedé sin ver a mi hijo durante un año, hasta el juicio", lamenta. Además, el padre asegura que trató de manipular a los niños diciéndoles que Francisco la pegaba.

Este mismo cambio de personalidad fue el que mostró cuando nació su primer hijo, Daniel, que no conoce a su padre, pues su madre se fue de su casa de Canarias. Si bien a Tiberio no le denunció por malos tratos.

Este trauma prolongado ha hecho que Francisco y Tiberio se hayan apoyado el uno al otro desde hace años. "Nos hemos hecho muy amigos y para mi otra hija es como si fuera su tío. He tratado más a su hijo que él, porque él ni lo ha conocido. Se cree que su padre soy yo", sentencia.

Investigación

De las pesquisas se ha hecho cargo la Policía Judicial de Torrevieja, que está realizando "averiguaciones activas" para dar con los menores lo antes posible, señalan a EL ESPAÑOL de Alicante fuentes de la Guardia Civil.

En este tipo de casos, los investigadores realizan indagaciones en varias áreas, como la revisión de cámaras de seguridad, el rastreo de movimientos bancarios, matrículas, tarjetas, billetes que hubiera podido comprar o la comprobación de fronteras que pudiera haber cruzado para salir del país.

Grethel se enfrentaría a un delito de sustracción de menores, según el Código Penal español, que podría verse agravado por tratarse de una sustracción internacional, al quebrantar la voluntad de los otros progenitores con custodia compartida.

"Tan pronto como apareciera, se pondría a disposición judicial para que el juzgado tome la medida oportuna". En el caso de que se adoptaran medidas de protección para los menores, la madre podría perder la custodia.

Si los menores hubieran sido trasladados fuera de España, la condena podría agravarse con penas de prisión de entre 3 y 4 años e inhabilitación especial para ejercer la patria potestad de 7 a 10 años.