Los vecinos de las Casas de Babilonia de Guardamar del Segura vivieron ayer su jornada más feliz en años con la paralización de las obras de derrumbe de las viviendas, programadas para ese mismo 15 de septiembre.
El fin de la cuenta atrás interminable que ha tenido en vilo a los residentes llegó ayer y, al menos por ahora, ha supuesto un respiro para las familias de las 62 viviendas afectadas.
Más que de celebración por la suspensión temporal de los derrumbes debido al nuevo expediente enviado por la Generalitat Valenciana al Ministerio para la Transición Ecológica (MITECO), el ambiente era de alivio y alegría contenida.
Los días ganados al calendario ante la espera de la resolución al expediente presentado por la Conselleria de Cultura para declarar esas casas protegidas como núcleo etnográfico histórico se sienten como una pequeña victoria entre los castigados vecinos.
Ana lleva 56 de sus 57 años viviendo en una de estas casi centenarias viviendas. Cuenta que el día del derribo, o no derribo, fue "tranquilo".
Ana junto a su vivienda.
"Está paralizado y estamos muy esperanzados. En principio los trabajadores de la empresa de demolición no pueden hacer nada si nosotros no les damos el permiso porque somos quienes les hemos contratado", apunta.
Ana se refiere a la empresa de infraestructuras Cauce, contratada por los propios vecinos para borrar sus viviendas del litoral.
Con el nuevo expediente, la empresa ha explicado que mientras esté la suspensión no se va a producir ninguna actuación sobre las viviendas.
Trabajadores de la empresa Cauce hablan con vecinos.
Pero la presencia de varios trabajadores, ataviados con chaleco y casco, y la llegada de camiones han sido contempladas con atención a pesar de la palabra de la empresa de la suspensión.
Los trabajadores hicieron acto de presencia para cumplir con el contrato firmado con los vecinos.
"Susto"
En la calle se pudo ver a jóvenes y mayores, a residentes habituales y a vecinos que tan solo viven en ellas en verano. Muchos de ellos con las maletas hechas desde hace semanas.
"La gente ha ido recogiendo cosas, yo también he cogido, pero la esperanza nunca se pierde", añade la vecina.
"Hay personas y familias que vienen aquí todo el año, entonces no creo que proceda de esta manera", lamenta.
Un hombre en la playa junto a una de las viviendas afectadas.
Ana asegura que "tienen el susto en el cuerpo. Si a mí esto me altera, imagina a todos los abuelos y abuelas de 80 y 90 años que viven aquí".
Con todo, reconoce estar "tranquilos y esperanzados" después de mucho tiempo de espera y con "muchas injusticias evidentes".
"Hay mucha irregularidad y tenemos que luchar entre todos", comenta. Y aunque no saben si serán días, semanas o meses lo que tardarán en conocer la resolución del ministerio, desean que "ojalá sea mucho tiempo porque son nuestra vida, no concebimos nuestra vida sin ellas".
Reivindicación viral
Otros vecinos, como David Renner, se expresaron a través de las redes sociales para compartir lo que consideran una injusticia.
El joven finalizó el pasado domingo su reto de bañarse todos los días hasta que demolieran su casa.
Tras 168 días sin fallar en su cita con el Mediterráneo y otras tantas decenas de vídeos difundiendo su situación a través de TikTok, ha finalizado su desafío esperando que "la paralización sea definitiva". Mientras, asegura, "seguirán luchando".
