Sin duda alguna, uno de los personajes más simpáticos de la película Murieron con las botas puestas era California Joe. Un personaje peculiar, que hacía de explorador del séptimo de caballería del General Custer. Al principio de la película, comenta que su nombre se debe a que su deseo era ir a California cuando acabaran las guerras contra los indios. Nunca verá cumplido su deseo, ya que muere con las botas puestas junto a Custer. Sus últimas palabras son “General, ya nunca podré ir a California”.

No se porqué me acordé del personaje de California Joe cuando en mi última conversación con José María Hernández Mata, me decía que temía morir sin ver cumplido su deseo de ver el desarrollo del parque central, que tanta vida podía dar a su barrio y a la ciudad de Alicante.

A José María era muy difícil no quererlo por su indudable empeño en la defensa de los intereses de los vecinos de Alicante. Yo lo conocí en mi etapa de concejal del ayuntamiento de Alicante. Tras una primera impresión errónea, pude comprobar que era una persona muy preparada y totalmente volcada en el movimiento vecinal. Trabajador incansable, perseguidor implacable de todos los que podíamos hacer algo con respecto a algunas actuaciones en Alicante, fundamentalmente la del parque central que se podía construir tras el soterramiento de las vías.

Reuniones el ayuntamiento con todos y cada uno de los partidos políticos, con Adif, con Renfe, con divertidas estrategias de ver quien iba a proponer cada cosa o acción a realizar. Siempre con planos de lo que podía ser el parque, que creo dibujaba él, bien pensados y con todo detalle, incluyendo carreteras, cruces, zonas verdes y todo lo que era necesario.

En ese sentido yo le apoyaba todo lo que podía. Siempre le comentaba la envidia que tenía del antiguo cauce del Turia de Valencia, y que cada vez que paseaba por él pensaba que podíamos tener algo así en Alicante.

Compartí con él prácticamente toda la manifestación que se realizó en Alicante por la construcción del parque central hace un año. Hablamos de todo un poco y me sorprendió verle alejados de los puestos principales. De hecho, me molestó que un vecino que sostenía una pancarta, probablemente por primera vez, se dirigiera a José María y le tratara de explicar que el objetivo de la manifestación era reivindicar la construcción de un parque. José María le respondió algo así como “si, algo se de eso”.

Aquel vecino a lo mejor no sabría que posiblemente José María era la persona de Alicante que más empeño y horas había puesto para que ese parque fuese realidad algún día. Con su muerte, mi reflexión vuelve a centrarse en por qué en Alicante las cosas tardan tanto en construirse, en desarrollarse. A lo mejor deberíamos tener en los gobiernos más José Marías tomando decisiones, en vez de otras personas que parecen dilatarlas para evitarse trabajar, o que son incapaces de construir algo.

José María Hernández Mata da el nombre de una calle de Alicante, seguro que será imposible no recordarlo cuando la cruce. Espero poder ver construido ese parque central en Alicante, también deseo poder pasear por él y cuando lo haga, yo al menos pensaré que en gran parte de poder hacerlo es gracias a él. José María nunca verá California, pero no se te podrá olvidar fácilmente.

Descansa en Paz José Maria.