Esta semana el empresariado alicantino ha roto con el inmovilismo que mantenía durante los últimos tiempos, tanto interna como externamente. Algo está cambiando y aunque todavía es pronto para saber hacia dónde se dirige este giro y su extensión, no deja de generar cierto optimismo.

El presidente de la CEV de Alicante, Perfecto Palacio, se mostró especialmente crítico con los políticos alicantinos en el transcurso de la presentación del análisis de los Presupuestos Generales del Estado para Alicante realizado por Ineca. No es la primera vez que Palacio se muestra crítico con el déficit inversor en la provincia, pero quizás sí la vez que más explícitamente se ha quejado.

Este hecho demuestra un hartazgo que puede que sirva para remover conciencias. En Alicante estamos acostumbrados a quejarnos de los agravios de los Gobiernos central y autonómico con la provincia. Llevamos 20 años sin que se nos trate con el equilibrio debido, sin que se nos devuelva todo lo que aportamos. Pero la queja no pasa de ahí. Ya es hora de que esto cambie.

Y paralelamente, el jueves se visibilizó que desde la esfera empresarial hay movimientos de cambio. Carlos Baño, vicepresidente segundo de la Cámara de Comercio, dio un paso adelante para postularse a la Presidencia frente a Juan Riera, que horas después hizo lo propio para su reelección.

La Cámara de Comercio de Alicante está dirigida por el mismo grupo de personas desde hace 30 años o más. Su estructura está copada por una generación que ha hecho de la institución su modus vivendi. Baño, en cambio, representa viento fresco pese a su larga trayectoria en la entidad cameral. Representa a otra generación, a otra forma de hacer las cosas.

Sería muy simplista reducir el pulso entre uno y otro a una cuestión política, más allá de que Riera haya buscado en su discurso la complicidad de Ximo Puig y que a Carlos Baños se le suponga un apoyo por parte de Carlos Mazón.

En esta batalla también tiene su propia palabra Compromís que nombra a varios miembros del pleno. El conseller alicantino Rafael Climent, que no es precisamente santo de la devoción de Puig y que prácticamente desaparecido del escenario político autonómico durante la pandemia, puede hacer o dejar hacer. Compromís tiene sus propios intereses electorales ahora que se acerca el año 2023 y pronto dejará de ser sólo aliado de Puig para convertirse en su adversario. Otro más. Ya veremos como se suceden los acontecimientos.

Dicen quienes más le conocen que frente a Riera, el perfil de Baño es el de un empresario "indocil" y "poco controlable". Seguramente lo mejor que le podría pasar a la institución y al empresariado alicantino. Los versos libres son peligrosos para el establishment pero beneficiosos para las sociedades. La libertad de pensamiento y de acción es la base del progreso.