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Hay quien ha encontrado en la tensionada situación de la vivienda en Alicante el negocio perfecto, aprovechando la confianza de inquilinos conocidos con la de propietarios extranjeros.

Es el caso de Julio César, un dominicano de 38 años que, presuntamente, vive de las rentas de inquilinos que, sin saberlo, se han convertido en okupas de viviendas que él mismo alquilaba a terceros.

La táctica del dominicano para asegurarse un buen sueldo a final de mes consistía en alquilar una vivienda a su nombre y pagar la mensualidad hasta que encontraba a otro inquilino, a quien cedía la vivienda y cobraba el alquiler, quedándose con el dinero sin que los propietarios vieran ni un euro de la operación.

Este presunto negocio fraudulento ha convertido a varios conocidos en okupas sin que estos llegaran siquiera a sospecharlo.

Raquel, una de las afectadas, conocía a Julio desde hacía años y mantenían una relación de amistad hasta que descubrió el engaño.

Según relata la mujer, que gestiona un negocio de prostitución, el hombre "se dio cuenta de a lo que me dedicaba y quiso entrar en el negocio como socio".

Así, trasladaron la actividad a un piso de Calpe que supuestamente era propiedad de Julio César. Sin embargo, cuando comenzaron a obtener mayores beneficios, decidieron mover el negocio a un gran chalet, también situado en Calpe.

Este chalet pertenecía a unos propietarios belgas que residían en el extranjero y que lo habían alquilado al dominicano. La mujer asegura que entró en la vivienda en noviembre de 2023 y que le pagó "1.300 euros todos los meses " hasta comienzos de 2025, más 3.200 euros de entrada, confiando en que el hombre realizara la transferencia a los dueños.

El piso presuntamente okupado por Julio César en Calpe. Cedida

"El chalet era una perdición, un asco, llevaba tres años cerrado y abandonado. Cuando empiezo a darme cuenta del engaño es por boca de la gente, porque todo el mundo me decía que él era okupa", añade.

"En ese punto es cuando yo dejé de pagarle, porque estaba cansada de escuchar a la gente decirme que yo era okupa y, además, él no me quería dar recibos ni dejarme ingresar el dinero en una cuenta", explica.

Fue entonces cuando se enfrentó a su amigo y descubrió que se había quedado con más de 20.000 euros correspondientes a mensualidades que Raquel había abonado durante unos 18 meses, sin que los propietarios recibieran ni un solo euro.

La madame asegura tener toda su situación regularizada desde febrero de 2025 y sostiene que no es la primera víctima del hombre.

"Ha hecho muchas tonterías con inmobiliarias: coger casas y llaves ajenas y volver a alquilarlas. Eso lo hizo incluso con su suegro. Cogió un adosado y le dio un contrato falso al padre de su mujer. Si se lo hace a su propia familia, ¿a quién no se lo va a hacer?", plantea.

Un caso similar salió a la luz el año pasado, cuando un grupo de desokupas acudió a mediar en un piso y descubrió que Julio César había engañado también a miembros de su propia familia utilizando la misma táctica.

Pero hay más. El propio Julio César habría sido también okupa. Su supuesto piso de Calpe, donde trasladó inicialmente el negocio y donde aseguraba residir desde hacía diez años, estaba alquilado por 325 euros mensuales y llevaba años sin abonar la renta a los propietarios, igualmente belgas y residentes fuera de España.

Tras ser descubierto, Julio César se ha mostrado colaborativo y ha alcanzado un acuerdo con los propietarios gracias a la mediación de Antonio Planas, jefe de la empresa alicantina APD Security Iberia.

El acuerdo contempla el pago de los 8.000 euros de deuda acumulada, la renovación del contrato por 525 euros mensuales y el abono de otros 1.500 euros adicionales para cubrir los próximos tres meses.