Alicante

Las situaciones de crisis o inestabilidad económica erosionan la confianza del consumidor y siempre tienen el mismo efecto en el turismo: retrasar hasta el último minuto la toma de decisiones. Esta situación, que ya se acentuó en 2008, vuelve a golpear con fuerza ahora a la industria del sol y playa valenciano, más concretamente a la Costa Blanca, con contrataciones de reservas que se hacen "con siete días de antelación" y que dificultan la planificación de la temporada.

La novedad no es tanto que se produzca esa incertidumbre en el mercado nacional, sino también en el internacional. Con todo, empresarios como los de la patronal hotelera de Benidorm (Hosbec), consideran que la temporada baja "será buena" pero "muy lejos de los niveles de 2019", año récord en el turismo español. Pero siempre con el ojo puesto en el calendario de la semana siguiente, que es el margen que tienen de contratación.

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En general, y como ya explicó EL ESPAÑOL, las perspectivas de los hoteles no son malas a pesar de que Reino Unido ha reducido un 10 % el número de asientos para este invierno en el aeropuerto de Alicante. El motivo es que esa capacidad se suele achacar a "asientos libres", no a los incluidos en los pequetes turísticos, algo que de hecho ya se hizo este verano. 

En esta coyuntura, además, el destino Canarias está funcionando "muy bien", por lo que se prevé que pueda haber un desvío de visitantes en cuanto alcance el tope de su capacidad. 

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Por su parte, el presidente de la patronal de apartamentos turísticos de la Comunidad Valenciana, Miguel Ángel Sotillos, aseguró que su sector va "más o menos normal a otros años, quizás algo más flojo", y destacó que lo que se se palpa en el ambiente "es una languidez" en reservas para invierno, aunque "se van confirmando poco a poco". 

"Sí es verdad que la ventana de reserva con respecto a la fecha de viaje se acorta en algunos casos", añadió, "y desde luego lo que hace mucho daño con las reservas con condiciones de cancelación muy laxas que bloquean las habitaciones hasta el último momento".

Sotillos consideró que "hacer previsiones a largo plazo ahora mismo es muy aventurado" porque además "tenemos un problema añadido: mucha oferta y un límite mínimo de precio más alto que antes por los costes energéticos", lo que "complica también las opciones de maniobra respecto a los precios".

Vender en 2024: ¿estrategia de marketing?

Lo cierto es que el escaso margen para mover las tarifas y una potencial inflación desbocada está en el imaginario colectivo del sector turístico como una amenaza potencial a partir del año que viene. Ante esta situación ya hay operadores que están ofreciendo en sus catálogos paquetes a la Costa Blanca de cara a 2024, con la idea de cerrar cuanto antes las reservas con los precios actuales. 

En este sentido se pronunció el presidente del Patronato de Turismo de la Costa Blanca y presidente de la Diputación de Alicante, Carlos Mazón, en la reciente feria de turismo de Londres: "Pocos destinos lo están haciendo y nosotros hemos decidido dar un paso adelante porque tenemos buenas perspectivas para 2023 pero no sabemos cómo serán las de 2024, ya que la situación es cambiante e inestable y puede ser adversa". 

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Para Mazón, esa "seguridad nos está ayudando a competir, gracias a aerolíneas que están apostando por esta iniciativa". Los empresarios indicaron, además, que esta estrategia, aunque "aún residual", puede ser una buenas "estrategia de marketing" en mercados como el británico, donde la inflación podría alcanzar el año que viene incrementos de dos cifras.