Alicante

Alicante mira al mar. Sus orillas han visto el desembarco de varios pueblos que han dejado huella en la capital de la provincia. Los griegos la bautizaron Akra Leuka, los romanos la llamaban Lucentum y su denominación actual proviene de su época musulmana. Una ciudad rica en experiencias, cuya historia se ha visto marcada por la mezcla de civilizaciones.

Y eso se nota en sus monumentos, en su cultura y en su gastronomía. La combinación es un auténtico espectáculo para el viajero, que tiene asegurado además el buen tiempo para su visita, ya que Alicante puede presumir de más de 300 días de sol y temperaturas cálidas de media durante todo el año

Un monumento de ciudad

Una de las imágenes más emblemáticas de Alicante es el Castillo de Santa Bárbara, que desde el monte Benacantil es testigo desde el siglo IX de todo lo que ha sucedido en la ciudad y ofrece unas vistas espectaculares, que no te decepcionarán. A sus pies se encuentra el Barrio de la Santa Cruz, cuyas callejuelas te enamorarán con sus coloridas casas adornadas con flores. Que no te asusten sus cuestas, porque aquí se esconden miradores con panorámicas que merecen mucho lo pena.

Vistas desde el Castillo de Santa Bárbara.

Desde las alturas probablemente capte tu atención la Explanada de España, cuyos millones de losas de mármol forman ese característico mosaico ondulado que se asocia inmediatamente a la ciudad. Allí mismo podrás ver la elegante Casa Carbonell, un edificio con elementos arquitectónicos del modernismo valenciano que desde 1925 preside la zona.

Explanada de Alicante.

Para viajar en el tiempo

En una de las zonas con más esencia de la ciudad, El Barrio, se encuentra la Concatedral de San Nicolás de Bari (patrón de Alicante), construida bajo los restos de una antigua mezquita en torno al s. XVI. En su interior destacan el retablo de las Ánimas, el Cristo de la Buena Muerte y su órgano.

Fachada de la Basílica de Santa María, la iglesia más antigua de Alicante.

Si queremos visitar el edificio religioso más antiguo de Alicante, la Basílica de Santa María es una parada obligada, que data del s. XIV. Enclavada en el casco antiguo, es una joya arquitectónica con su fachada barroca y su altar mayor de estilo rococó.

En el MARQ (Museo Arqueológico de Alicante) se concentran miles de años de historia, porque allí podremos encontrar infinidad de piezas relacionadas, en su gran mayoría, con la historia de la provincia, desde la prehistoria hasta la actualidad, haciéndose patente en un solo espacio la multiculturalidad de Alicante. 

A un paseo desde la playa de la Albufereta, podemos viajar unos 2.500 años en el tiempo, pues ahí se encuentra el yacimiento arqueológico Lucentum, donde se ubicaba la antigua Alicante en la época romana. Es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la Comunidad Valenciana, una de sus pocas ciudades romanas conocidas con profundidad, siendo declarado Monumento Histórico-Artístico en 1961. 

Volviendo a una época más reciente, el Centro de Interpretación de los Refugios Antiaéreos sirve de testimonio de lo que mucho que sufrió la ciudad durante la Guerra Civil. 

En pleno corazón de la ciudad se encuentra Teatro Principal de Alicante. Inaugurado en 1847, aquí destaca tanto su historia como las historias que se representan en su escenario, con una de las programaciones más completas del panorama nacional.

Cómete Alicante

Después de empaparnos de la cultura de la ciudad, ha llegado el momento de sentarnos a la mesa y reponer fuerzas.

Mercado Central de Alicante.

Un lugar que une historia y gastronomía es el Mercado Central de Alicante. Y es que aquí tendremos todos los ingredientes para crear y probar las delicias de La Terreta, como suele llamarse cariñosamente a la ciudad. En sus alrededores, además de en otras plazas y mercados de Alicante puedes encontrar degustaciones de los platos indispensables de la gastronomía alicantina.

La cocina marinera posee algunos guisos de pescado muy tradicionales dentro de la provincia. Algunos de ellos son el arroz del senyoret, el caldero de Tabarca, el all i pebre de rape, la borreta, el bollitori, el bacalao meneao, el pescado a la marinera o el esmorzaret alacantí, a base de salazones, huevo frito y ñora. Si lo regamos con un buen vino Denominación de Origen Alicante (cada vez más reconocidos), el triunfo está asegurado.

Arroz del senyoret.

Como colofón

Si todavía dispones de tiempo, tenemos varias propuestas para terminar de disfrutar al máximo de este tour por la gastronomía y cultura de Alicante, más allá del casco urbano de la ciudad.

Vista de la Isla de Tabarca.

En Tabarca todavía se respiran las historias de piratas, cuevas y tesoros marinos. Porque esta isla (la única habitada actualmente en la Comunidad Valenciana) fue ocupada por los piratas berberiscos durante siglos. En el s. XVIII, Carlos III ordenó fortificar y levantar en ella un pueblo en el que alojar a varias familias de pescadores de Génova que estaban cautivos en la ciudad tunecina de Tabarka.

Las murallas que rodean su núcleo urbano han sido declaradas Conjunto Histórico Artístico y Bien de Interés Cultural. También es un auténtico arte su gastronomía, como demuestra su caldero de arroz y pescado.

Y, por último, queremos remarcar uno de los lugares con más devotos de la ciudad. Se trata del monasterio de Santa Faz, de estilo barroco. Aquí llegan en peregrinación miles de alicantinos en la Romería de la Santa Faz, en la segunda romería más importante de España. El monasterio alberga una reliquia traída del Vaticano en el siglo XV que, según la tradición, fue el lienzo con el que la Verónica secó el rostro de Jesús camino del Calvario.

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