Alicante

La digitalización de los recursos es una constante en numerosos sectores económicos, desde el automóvil a la alimentación, pasando por la agricultura, la educación o industrias como el calzado o el textil. Todo empieza a estar digitalizado; ¿por qué no lo está el tercer sector (ONGD o bancos de alimentos)

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Con esta premisa, y antes de que se vislumbrara la pandemia que ha traído tanta pobreza, por no hablar del actual periodo de inflación, un joven Kilian Zaragoza inauguraba su proyecto en Castellón, Nadie Sin Su Ración Diaria, una startup que ha digitalizado el sistema de donaciones de alimentos.

¿Cómo? Las donaciones digitales de dinero que realizan ciudadanos o empresas van directamente a las arcas de los bancos de alimentos y entidades sociales, "las cuales hacen tarjetas monederos con las que las personas compran la comida que necesitan con total autonomía y cero estigma social, en los supermercados", explica el CEO de la empresa. 

Desde 2020, en pleno covid, esta app móvil y web y máquinas de donaciones ha ido creciendo paulatinamente, extendiéndose por numerosos rincones España. Solo en el último año han captado 400.000 euros gracias a 24.600 donaciones, que han beneficiado a 68.000 personas, las cuales han percibido más de 218.000 raciones (2.600 solo en Alicante).

Imagen corporativa de la app en un supermercado.

Es tal el crecimiento que ya han dado el salto a México, Colombia y Noruega, donde "también hay personas con necesidad, porque la falta de seguridad alimentaria está en todos lados, no solo en el tercer mundo", explica el CEO de una empresa que ha cambiado de nombre, ahora se conoce como Naria, una plataforma de innovación para precisamente entrar en mercados donde el español no es el idioma nativo.   

Los orígenes

La visión de Zaragoza le ha llevado a juntar dos mundos opuestos que le inquietan y preocupan, el empresarial y la acción social. "Ya de pequeño decía que, de mayor, quería ser emprendedor, aunque no supiera qué era" , dice este ingeniero en diseño industrial. 

Durante los años de carrera y con el Trabajo Fin de Grado aunó dichos mundos. "Quise aportar soluciones a un sector, el de los bancos de alimentos y ONGD, el cual está sirviendo de abastecimiento de ayuda social a las personas que no tienen recursos, pero que no está optimizado, ni digitalizado, ni actualizado", avanza por teléfono. 

"Mi objetivo era y es aportar soluciones para acabar con las colas del hambre", añade. Así que a finales del 2018 le propuso a su mejor amigo Josevi Villaroig, también ingeniero de diseño industrial, ser socios.

¿Cómo se rentabiliza? 

Uno de los factores innovadores de este proyecto es que está trazado por la plataforma de trazabilidad blockchain, que es Naria. "Esto significa que, por cada donación, generamos al donante un código de seguimiento de ocho cifras, aportando valor a la gente que dona", explica este joven empresario. 

Al final, según el impacto que provocan, ganan más o menos por ello. Un dinero que, resalta Zaragoza, "nunca nos llega ni de la persona que dona ni de la que recibe la ayuda". "Cobramos a las entidades sociales un porcentaje según el volumen total", agrega. Así, al final de mes pasan una factura por prestación de sus servicios y les cobran un porcentaje según el volumen, "entre un 8 y un 12%" de lo generado

Así, facturaron en 2020 "más de 100.000 euros". Se trata "de un hito porque empezamos a demostrar que se podía fundar una compañía que actúe en el tercer sector y que por ende genere rentabilidad y trabajo" (son 19 personas en el equipo). 

"Somos el nexo de unión entre la sociedad, donaciones, supermercado, entidad social, donaciones y beneficiarios", aclara. Aunque al final, yo siempre digo que ojalá no tuviéramos que existir que existir, eso sería buena señal", concluye este emprendedor.