El precio del alquiler en la Comunitat Valenciana se ha vuelto inasumible para una gran parte de la población. La escalada de precios en los últimos años ha provocado que alquilar un piso completo, que en ciudades como València puede rondar los 1.000 euros, sea una misión imposible para muchos.
Esta situación ha empeorado especialmente la vida de los más vulnerables, empujando a trabajadores, familias y personas de mediana edad a una solución que antes parecía reservada a los estudiantes: compartir piso.
Ya no es una etapa de veinteañeros; ahora, personas con 49 años se ven obligadas a alquilar una habitación, una realidad que describen como "inviable" y "de locos". Y la peor parte, las previsiones a corto y medio plazo no son buenas para aquellos que no disponen de vivienda en propiedad.
Para analizar este fenómeno que parece no tener límite, la cadena autonómica À Punt ha entrevistado al director de la Cátedra del Observatorio de la Vivienda de la Universitat Politècnica de València (UPV), Fernando Cos-Gayón, quien dibuja un futuro preocupante para el mercado inmobiliario.
El experto explica que el problema de fondo, que califica de complejo, sigue sin solucionarse. "El precio del alquiler en la Comunitat Valenciana todavía no ha tocado techo", advierte.
Cos-Gayón señala que el alquiler por habitaciones, que tradicionalmente era una opción para estudiantes, se ha convertido en una necesidad ineludible para un perfil de población mucho más amplio.
El coste de una habitación en la ciudad de València se sitúa, según los estudios de la cátedra, entre los 350 y los 500 euros, un precio que tampoco se considera barato.
El perfil de quienes buscan una habitación se ha diversificado. Por un lado, se mantienen los estudiantes, ya que València es la primera ciudad de Europa en movilidad Erasmus. Pero a ellos se suman ahora trabajadores y personas inmigrantes a los que les resulta imposible acceder a la compra o al alquiler de una vivienda completa.
Cos-Gayón destaca un cambio significativo: "El perfil es este: por un lado estudiantes, y por otro lado personas de una edad que lo lógico sería que estuvieran con una vivienda independiente".
La situación es tan crítica que afecta incluso a familias enteras que se ven obligadas a vivir en una única habitación.
La previsión a futuro no es optimista. Según el Banco de España, la población en los grandes núcleos metropolitanos como Madrid, Barcelona, València y Alicante seguirá creciendo durante los próximos 15 años.
Esto generará más tensión en el mercado del alquiler, ya que la construcción de nuevas viviendas no avanza a la velocidad necesaria. Cos-Gayón explica que España necesita un mínimo de 200.000 viviendas nuevas al año, pero actualmente se acumula un retraso de 700.000.
Esta dinámica genera lo que él describe como "una trampa". La gente no puede ahorrar para comprar debido a los altos precios del alquiler, lo que les obliga a seguir alquilando y, por tanto, a tensionar aún más el mercado. "No va a parar", sentencia Cos-Gayón, anticipando que los precios continuarán subiendo si la tendencia demográfica se mantiene.
Según datos del portal inmobiliario 'Fotocasa', el precio medio de una vivienda de alquiler en Alicante está ya en los 1.342 € al mes. Alquilar una vivienda en la ciudad de Valencia cuesta ya 1.563 €, según misma fuente.
La calle opina
Desde À Punt también han entrevistado a gente en la calle para conocer su opinión sobre esta problemática.
La percepción de los ciudadanos en la calle refleja la crudeza de los datos. El alquiler de habitaciones ya no es una etapa pasajera asociada a la juventud, sino una imposición para personas de todas las edades.
Una de las entrevistadas, de 49 años, lo considera "inviable" y una locura tener que compartir espacios como el frigorífico a su edad, a no ser que sea con alguien muy cercano.
La frustración es palpable. Muchos sienten que se está "abusando demasiado" y que los precios no se corresponden con la realidad de los sueldos que perciben los jóvenes. "Los precios no comprenden la realidad de lo que se está viviendo en el país", lamenta un ciudadano.
Otro testimonio relata haber pagado entre 400 y 500 euros por una habitación en una vivienda compartida con cinco personas y un solo baño, una situación que describe con un contundente "eso no eran derechos".
Para muchos, compartir piso es una solución temporal forzada, pero no una forma de vida deseable a largo plazo. "Es un 'bueno, si no hay nada más tienes que aceptar esto', pero no mola", resume un joven.
La convivencia con desconocidos implica una pérdida de libertad y la adaptación a gustos y costumbres ajenos.
La problemática se agrava en el caso de las familias, con casos de hasta diez personas viviendo juntas en una habitación por pura necesidad. Esta realidad, aunque invisible para muchos, dibuja un panorama muy preocupante sobre el acceso a una vivienda digna en la Comunitat Valenciana.
