Alicante

Tenía que llegar el día en el que el Elche volviera a encontrarse cara a cara con una parte de su historia. Fran Escribá, el mejor entrenador de la historia del Elche durante el siglo XXI, vuelve el sábado al Martínez Valero, su casa, aunque ahora lo hará como rival y a los mandos de un Real Zaragoza que aspira, tras más de una década en el purgatorio, a recuperar su grandeza.

La historia moderna del Elche no se puede entender sin la figura del valenciano, el técnico con más partidos dirigidos en Primera al equipo franjiverde y el tercero en total en sus 101 años de existencia.

Con Escribá el conjunto franjiverde logró uno de sus ascensos más brillantes al quedar campeón de Segunda en la temporada 2012-13, curso en el que se pulverizaron todos los récords del club y de la categoría, y dos permanencias consecutivas en Primera.

[Otro récord para el Elche con Fran Escribá]

Los problemas extradeportivos, el desgaste con José Sepulcre, entonces presidente, y el descenso administrativo en el verano de 2015 rompieron una relación llamada a marcar una época. Mientras el Elche iniciaba un viaje a los infiernos, el valenciano se asentó en los banquillos de Primera. Dirigió al Getafe, Villarreal y Celta de Vigo en una etapa en la que nunca se cruzó con el Elche, por entonces penando en Segunda B o sobreviviendo en Segunda.

El último milagro

Tras el último ascenso a Primera, y ya con Christian Bragarnik en el puente de mando, el Elche volvió a acordarse del viejo héroe. El valenciano fue el encargado de relevar en el mes de febrero a Jorge Almirón, que había dejado al equipo en zona de descenso y desmoralizado tras una racha de 16 jornadas sin lograr la victoria.

Escribá aceptó el reto, pese a reconocer que la situación deportiva era crítica y que de no tener un vínculo especial con el club la habría rechazado. El valenciano tenía mucho que perder, pero aceptó y logró lo imposible.

El equipo ilicitano, que llegó a estar descendido de forma virtual durante muchos minutos en la penúltima jornada, logró la salvación con una buena dosis de fortuna. El Elche rentabilizó un calendario asequible en las dos últimas jornadas, ante Cádiz y Athletic, equipos ya sin nada por lo que pelear, y sus rivales fallaron. La permanencia, en plena pandemia, fue celebrada a lo grande. Escribá, otra vez, lo había hecho.

El proyecto parecía que podía consolidarse en Primera. El Elche no arrancó mal el curso 2021-22, pero una racha negativa de siete jornadas sin ganar, rematada con una goleada en casa ante el Betis (0-3), precisamente en un mes de noviembre, precipitó el despido de Escribá en los mismos vestuarios del Martínez Valero. Bragarnik, dirigente de gatillo rápido, actuó con contundencia, convencido de que había equipo para más, como más tarde confirmó Francisco Rodríguez, su relevo en el banquillo.

Fue el propio Escribá, mito viviente del club y de la afición, el que anunció su despido, en la sala de prensa, con una frase para el recuerdo dirigida al corazón del máximo accionista. "Uno puede comprar un club, pero no puede comprar el cariño de la gente", afirmó el valenciano, que añadió en su despedida que se sentía un ilicitano más y parte de un club que consideraba como suyo.

Para entender la dimensión de Escribá, su nombre sólo es superado en el ranquin histórico por entrenadores como Mesones o Roque Olsen. Escribá es socio del Elche y, para poner en contexto su relevancia social, es una de las pocas personas que puede presumir de darle nombre a una palmera en el parque municipal de la ciudad desde el año 2015. Palabras mayores y un honor sólo reservado a personalidades de gran relevancia social.

Escribá se reencontrará, además de con una afición que no le olvida, con Sergio Mantecón, con el que trabajó a pie de campo y en los despachos, Fidel, uno de sus fijos en las dos etapas, Josan, Edgar Badía, Raúl Guti, Tete Morente, John y Diego González.

A pesar del regusto amargo que dejó su frío adiós, el entrenador dejó aquella gélida noche otoñal otro mensaje para la posteridad que esta semana cobra más valor que nunca. "Entiendo el enfado con el rendimiento del equipo, pero con el tiempo la gente eliminará los malos resultados y se quedará con las cinco temporadas que vivimos juntos", sentenció.