Para el segundo concierto de la presente temporada del Auditorio de Alicante, se contó con la presencia y buen hacer de una de las orquestas más afamadas del panorama europeo, la Filarmónica Della Scala, bajo la batuta de su director musical Ricardo Chailly. Director de amplio recorrido operístico que en las últimas décadas ha ido ampliando su repertorio dentro de la órbita sinfónica.

El programa elegido en esta ocasión, fueron las primeras obras de gran formato sinfónico de dos de los más grandes sinfonistas de los tiempos: Beethoven y Mahler, en clara referencia comparativa de la enorme evolución que experimentó la música a lo largo del siglo XIX y que partió, precisamente, del "sordo de Bonn".

Se abordó en primer lugar, y en lógica cronología, la Primera Sinfonía del compositor renano. Dicha obra, perteneciente al primer periodo creativo del autor, denominado periodo clásico, y aún conservando los rasgos tradicionalistas del citado estilo, presenta ya caracteres distintivos, absolutamente propios e individuales y aventura al futuro Beethoven.

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Posiblemente sea esta Sinfonía de las menos programadas en las salas. Y cuando se escucha, su planteamiento se aborda de manera liviana, sin apenas trascendencia, ni penetración psicológica, y en esta ocasión se continuó con el mismo proceder.

Eso sí, la orquesta demostró un nivel técnico exquisito, maravillosamente calibrado y de pulcra ejecución. Las cuerdas dieron muestra de una afinación y uniformidad sublimes. El viento madera demostró una calidad de emisión delicada y tremendamente cuidada, y los metales, tan complicados de equilibrar, se manifestaron extremadamente contenidos.

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Como colofón se contrapuso la Titán de Mahler, obra con la que el público alicantino ya está familiarizado, y en la que se apreció un mayor compromiso espiritual por parte del director, que conociendo la carga ético-religiosa interior que el compositor vienés plasmó en esta primera Sinfonía, desplegó mayor trascendencia en su batuta. Permitió a los metales brillar con titánica potencia, sustentados por la brillantez de las cuerdas y, como es de obligada interpretación, se alcanzó el final con sus esplendorosos efectos grandiosos.

Ficha

Titán. 1 de octubre, 20 horas.

Filarmónica Della Scala. Riccardo Chailly, director