Alicante
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Joaquín Sorolla llega al Museo de Bellas Artes de Alicante con un nuevo óleo. Se trata de una cesión por tres años gracias a la cual el centro reconstruye la relación con la provincia del que fuera el artista español más reconocido internacionalmente en su vida.

Y lo hace a través de Jardín de la Casa Sorolla (1919), un cuadro en el que despliega la técnica que le hizo tan popular. Su luminismo creó escuela en las generaciones posteriores de artistas alicantinos del siglo XX como Mataix Monllor, Vicente Albarranch o Rigoberto Soler.

El director del Mubag, Jorge Soler, destaca en un comunicado que este es "claro ejemplo de la influencia de su tratamiento de la pincelada, color y luz en su paisaje en artistas de Alicante, por lo que integrarla en el museo conlleva a entender mejor nuestro arte en el siglo XX".

Desde este miércoles, este detalle del paisaje de su casa madrileña se podrá ver en la exposición permanente del centro. En ella, como valoran los responsables del museo, se demuestra la libertad técnica y expresiva, centrándose en la luz que se filtra entre la vegetación y ofrece toda una explosión de colorido.

Esta pieza es una de las que creó en los últimos años de su carrera. Y así destacan que su carácter íntimo le otorga un gran valor entre su vasta producción.

El diputado de Cultura, Juan de Dios Navarro, ha manifestado que se trata de "una excepcional incorporación que enriquece nuestros fondos y nos permite seguir cumpliendo uno de los principales objetivos de la Diputación, que es acercar la cultura y el arte a la ciudadanía, proporcionando oportunidades para acceder a la historia y a la esencia de nuestra provincia".

Esa fue también una misión que tuvo el propio Sorolla a través de uno de sus más famosos encargos, Visión de España. Es en 1918 cuando se va a Elche para pintar su palmeral, un trabajo en el que estuvo acompañado por el que fue su alumno en Madrid, Emilio Varela, y su contemporáneo Heliodoro Guillen.

Y precisamente la capital del Medio Vinalopó será la que podrá próximamente volver a acoger cuadros del pintor dentro del acuerdo con la Hispanic Society de Nueva York que ha firmado la Generalitat este año.

El Mubag recuerda que Sorolla reconoció en varias ocasiones estar muy influenciado por Emilio Sala, pionero en el tratamiento de los efectos de la luz y en el contraste de los colores y con el que ya comparte espacio en esta muestra permanente.

Otro punto de la provincia que le marcaría es Xàbia. En la costa de la Marina Alta residió durante diferentes semanas en las primaveras y veranos de 1898 y 1900. Allí quiso potenciar la luz con una paleta más intensa y el mar le ayudó a crecer en su estilo.

Ese luminismo, recuerdan desde el Mubag, influenciará a artistas de la provincia, como Fernando Cabrera, compañero de estudios en la Academia de San Carlos en Valencia, con quien coincidió en los acontecimientos artísticos de la época y junto al que se ubicará ahora su obra.

Por ello, la pintura encaja perfectamente en el último bloque de la exposición permanente titulado Hacia el cambio de siglo y en el que se habla del giro estético hacia una pintura costumbrista que se abre al paisaje y a un tratamiento de la luz más moderno, máximas que recoge esta obra, que pone el broche final a la exposición abriendo el discurso a la obra contemporánea de la colección.

Este detalle del jardín estará también junto al retrato de Rafael Altamira Crevea, también de Sorolla, depositado el pasado mes de junio, por periodo de un año, por parte del Museo Nacional del Prado.