Alicante

¿Cómo vería un alien la prostitución? La fotógrafa de Alicante Cristina de Middel juega con esta pregunta para hacer ver que la imagen que se transmite de la explotación sexual se basa solo en la mujer. En su serie Gentleman's Club pone el foco en el hombre para romper con mitos como el de la película Pretty Woman. Con ella inaugura el Palau de les Comunicacions dentro de la exposición de las nuevas miradas de la agencia Magnum.

Lo que en principio empezó casi como una broma, con un anuncio en la sección de contactos de un periódico de Río de Janeiro, se ha convertido en un proyecto de siete años en el que luego, a pesar de ser la presidenta de la influyente agencia Magnum, ha tenido problemas para publicarlo porque "parecía que no había interés hasta ahora en entender la dimensión total del negocio".

Ahora, al presentarla como parte de la muestra Close Enough en la ciudad en que nació y empezó a trabajar se siente contenta. Y ese trabajo en prensa fue el que hizo que le llamara la atención "que se presentaba la prostitución, el trabajo sexual, visualmente se explicaba solo con imágenes de mujeres, de las prostitutas. Si bajase un alien que hablase solo imágenes vería que es un negocio en el que se gana el dinero desnudándose en un cuarto oscuro, pero no sabría realmente cómo va el negocio porque no hemos retratado la otra mitad".

Cristina de Middel expone en Alicante su serie 'Gentleman's Club'.

Esta serie se presenta ahora junto al de otras fotógrafas de Magnum como forma de cuestionar la forma en que se abordan los temas. "Me parecía que era responsabilidad de la fotografía poner un poco de equilibrio en la representación visual del negocio porque luego se nos llena la boca diciendo que es el negocio más antiguo del mundo y muy romantizado. Pero es el negocio peor explicado visualmente del mundo".

En Brasil, donde vive, inició en 2015 este proyecto. A ese anuncio que puso junto al de las otras mujeres y del que pensó que nadie haría caso, "para mi sorpresa me empezó a  llamar un montón de gente: estuvieron meses y meses". De todos aquellos que querían formar parte del proyecto hizo una selección de diez hombres: "Y a partir de ahí me di cuenta de que era muchísimo más interesante no solo verles las caras a ellos, que era importante saber qué caras tienen y saber que no son degenerados, son cualquier hijo de vecino".

Con este material ya en su archivo decidió que "debía ampliar el proyecto mucho más de lo que pensaba y al final me he tirado siete años y lo he hecho en diez ciudades distintas". Así pasa de una ciudad como Río en la que destaca que hay mucha libertad sexual a países como Afganistán u otras donde está prohibido como Los Ángeles, "intentando buscar ciudades que tienen una conexión con la prostitución, ya sea porque es un destino de turismo sexual o porque se ha romantizado siempre".

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Si en París —"con el Moulin Rouge y la prostituta bohemia que es muy sabia, pero que jamás te casarás con ella"— le daba esa imagen, en el caso de Bombay iba más allá de los habituales reportajes sobre el barrio rojo "no se ve nunca al cliente, solo a la trabajadora sexual". Y ya fuera en la India o en Estados Unidos, De Middel pagaba a estos hombres convertidos ahora en modelo "porque me parecía justo, haciendo un juego de invertir los roles".

Eso se ve en la forma de trabajar en el proyecto. En la habitación a la que iban les hacía la foto y la entrevista, firmaban el consentimiento "porque ninguno está forzado, está todo muy claro: es una transacción comercial". Luego, cobraban el dinero y se quedaban en la habitación mientras era ella la que se iba.

Este muestreo que ha realizado con Gentleman's Club se presenta en forma de pequeñas fichas con la foto de cada uno, excepto en los países donde es ilegal. Así, en el caso de Estados Unidos lo que aparecen son los coches "que es una manera interesante de conocer al cliente a través del espacio en el que pasa más tiempo".

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Igual que en un reportaje se puede citar un verso o la frase de una película, con esta serie De Middel ha querido incluir también una ficha que es ficción. "Me gusta jugar un poquito con la realidad y la ficción siempre que añada algo", explica. Y en este caso lo hace para romper ese estereotipo de la romantización. "Contraté a un doble de Richard Gere para hacer referencia a Pretty Woman porque todas hemos soñado con ser Vivian, todas queríamos ser la prostituta que salva un millonario. Y me parece muy fuerte". Así parte del personaje de la trabajadora sexual que se ha utilizado siempre de una manera muy incompleta".