Alicante

Las mantas térmicas de oro y plata que abrigan a los migrantes llegados en patera u otros refugiados son el material con el que trabaja el artista Lluís Masià. Su obra Refusés se exhibe en Las Cigarreras de Alicante para recordar el drama que se vive diariamente en el Mediterráneo. Y al presentarlo a través del brillo dorado atrae las cámaras también de los selfis que no se detienen a ver su mensaje.

Feliz por formar parte de la colección de arte contemporáneo de la Generalitat, Masià asiste en el centro de cultura a la inauguración de la mayor exposición de estos fondos. Pasado el ajetreo de la presentación de esta muestra de las obras compradas en 2020, el creador nacido en l'Alcúdia atiende a El Español para analizar una pieza con la que se encontró que la crítica social se recibía en ocasiones desde el alarde de la ignorancia.

"Es como la vuelta de tuerca del 'no me quiero enterar', como la segunda parábola", razona sobre esas reacciones del público a esta obra. Su pieza partió de la necesidad de "hacer reflexionar al espectador que no quiere ver en su día a día el drama de la gente que llega a Canarias o a las costas de Valencia con las pateras". Masià subraya la impotencia que siente al ver que una dolorosa realidad tan cercana, "que tenemos a nuestro alcance y todo el mundo mira a otro lado y no lo quiere ver".

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A eso es a lo que expone al público con su serie Refusés en la que habla de la lista de los 30 derechos humanos. La comprada por la Generalitat es una parte de la instalación que originalmente formaba parte de una habitación por la que el espectador se puede mover libremente viendo cada uno de esos enunciados en las mantas térmicas. Mientras que ahora está enmarcada y protegida por un cristal, en el montaje inicial las letras que componen las frases de esta lista se van cayendo "porque las palabras se las lleva el viento y nadie hace caso a los derechos humanos".

El carácter efímero de la presentación "forma parte de ese juego". Quien se acerque a ver las mantas notará que en ellas había un mensaje ahora perdido, ilegible como pretende Masià. Incluso así, el dorado de la manta sigue atrayendo y brillando de forma natural junto a otras piezas. Eso es lo que hace que quien de forma casual la vea no entienda lo que está presentándole. "Tengo fotos de gente haciéndose selfis con la manta", atraídos simplemente por el atractivo de su luz.

Eso es lo que lleva su mensaje más allá, en esa vuelta de tuerca que menciona a partir de la difusión en las redes sociales. Esa clase de frívolos selfis evidencia los extremos que denuncia Masià, entre el deseo de la opulencia que representa el oro y la crudeza de quienes necesitan la manta para abrigarse.

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En la obra también se esconde otro juego. Los Refusés eran los impresionistas que a mediados del siglo XIX se rebelaron contra el academicismo que no les entendía y se unieron para exhibir su obra en un salón al que dieron ese nombre, el de los rechazados.

Masià, sin esperarlo al titular así su serie, ha recorrido el camino contrario al pasar a formar parte de la selecta lista de 37 obras que entraron en la colección oficial de la Generalitat. Y sonríe al ver esa paradoja en la que agradece el haber sido uno de los escogidos.

"Siendo un artista joven y emergente, verte con gente tan conocida como Carmen Calvo y otros te da muchos ánimos", afirma. "Te hace ver que estás en la línea y te reafirma como artista. Me siento que seré eternamente emergente porque en el mundo del arte nunca sabes cuando pones el huevo, pero sí que he dado un paso en mi carrera", concluye.

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