¿Qué puede aterrorizar más a un padre que perder a su hijo? Amable y sonriente el abogado Manuel Simón usa ese punto de partida en su primera novela, Cuando los focos dejan de iluminar.
Con esta novela negra fusiona sus dos grandes pasiones: la literatura y el cine. Un logro conseguido precisamente con su propia paternidad.
"Cuando me enteré de la noticia de que mi mujer estaba embarazada es cuando me propuse por fin escribir una novela", recuerda en una céntrica cafetería. Ese "era un sueño que quería cumplir y me dije, si soy papá y no he podido escribir la novela, luego me será muy complicado".
Ahí fue cuando pensó que "si no lo escribía entonces, después no tendría tiempo". Ahora, con ella ya publicada por Adarve y presentada en ciclos literarios como Alicante Noir en Casa Mediterráneo sabe que es un camino que no quiere dejar de recorrer.
Uno que empezó desde niño: "Lo que me empuja a escribir es la inquietud que desde pequeño he tenido por crear personajes y mundos ficticios, porque de verdad que siempre ha sido una pasión y cuando he tenido tiempo para poder hacerlo, lo he realizado"
Antes de adentrarse en la narrativa larga, Simón probó suerte en el ámbito audiovisual, rodando cuatro cortometrajes —Acto, Un día más, Reflejos y La obra de tu vida— entre 2017 y 2020, todos ellos con equipos locales en Alicante.
Rodar y escribir
Aunque confiesa estar enamorado del lenguaje cinematográfico, reconoce las diferencias entre un medio y otro como que "un rodaje te requiere de coordinar equipos, jornadas de rodaje que duran bastantes horas" y, además, "cuesta dinero para empezar".
En contraste, la escritura ofrece otra libertad: "Solamente tu inspiración y escribir y enfrentarte al papel en blanco". Con la vida familiar, el rodaje "es complicado", mientras que la escritura le permite "trabajar por la noche, cuando en casa están dormidos".
A pesar de las dificultades, "es una etapa que me encantó y de la que ojalá vuelva a tener noticias" porque siempre tuvo la idea de escribir un guion sobre un rodaje caótico: "Esa espinita siempre se me quedó" porque era "muy muy costoso y llevarlo en práctica como cortometraje".
El secuestro de menores
El título de la novela, Cuando los focos dejan de iluminar, es "un poco un juego de palabras" que refleja su deseo de unir el mundo del cine con la historia. Con ella pudo "aunar esas historias tanto del rodaje cine caótico como el del secuestro de niñas", lo que le proporcionó material para la novela.
Simón, quien se describe como "un auténtico fan y loco de la novela negra", explica que la idea del secuestro de niñas surgió paseando un día con su sobrino en el carrito. "¿Qué podría ser lo más doloroso que le pasara a un ser humano en su vida?".
La respuesta la tuvo fácil. "Para mí una de las cosas más dolorosas sería el no saber dónde está tu hijo, porque la muerte tiene un final y, aunque sea dura y cruel, hay un final. Pero, ¿dónde está tu hijo?".
Afrontar el mal
Para llevarlo a cabo, sabía que debía enfrentarse al mal en el papel porque son "unas historias que, efectivamente, te llevan a desquiciarte un poco". En su nueva función como escritor descubrió el peligro cuando "te llevas la escritura a la cama y te perturba un poco".
La solución la encontró plasmándolo rápidamente en el libro porque "no se te va de tu cabeza" hasta que lo escribe. Es un ejemplo de lo "metódico en cuanto a la elaboración de la historia".
Realiza planes de trabajo, croquis y líneas temporales, y desarrolla la idea desde el principio hasta el final. Estas herramientas le ayudaron a mantenerse "recto en la idea principal" del libro y a desarrollar los personajes, aunque en el proceso de escritura surgen "distintas alternativas".
Sin embargo, aclara que "no me gusta imponerme ciertas horas al día para la escritura, me gusta estar inspirado para escribir, tener tiempo y estar tranquilo y relajado". Y añade: "No creo en eso de obligarse a escribir por disciplina. Necesito estar conectado con la historia”.
La acogida positiva de la novela le hace feliz, especialmente cuando los lectores le confiesan que imaginaban la historia como una serie o película: "Me hace muy feliz que el lector pueda ver las escenas en su cabeza, como si las estuviera viendo en una pantalla".
Y mientras se va leyendo, Simón avanza ya nuevos materiales que ofrecer con una próxima novela que está "bastante avanzada". Un proyecto con una historia como "muy frenética", que transcurre en una sola mañana y en tiempo presente, lo que incluso a él le genera tensión al escribirla: "Incluso yo, al escribirla, me siento con tensión. Me gusta esa sensación”.