Alicante

El estreno literario de Alexandre Escrivà está contando los días para cruzar el océano y llevar El último caso de William Parker al mercado latinoamericano. Antes de presentarlo este sábado en la Casa del Libro de Alicante, el también músico repasa las claves de una novela negra directa con la que quiere "dejar al lector desde la primera página con ganas de saber más". 

El joven autor de Tavernes de la Valldigna arranca fuerte para conseguirlo y deja caer rodando la cabeza de la víctima por un callejón de San Francisco. "El inicio de la novela era muy importante", explica antes de dejar su casa en Barcelona donde trabaja también como músico para su encuentro en Alicante, "buscaba algo impactante porque es algo que valoro mucho en las novelas que leo".

Las sentencias lapidarias con las que invita al lector pretenden generar "muchas preguntas y a partir de ahí desgranar la trama". Y para eso se mantiene en la concisión. "No presento a los personajes con un testamento, voy contando pequeñas cosas suyas", razona. Eso, destaca, le permite abrir otras tramas en otros momentos de su vida en otras ciudades para intercalarlas en la trama principal e ir describiéndolos.

[Un verano criminal: las novelas negras que triunfarán en la playa y el sofá]

A uno de ellos ya lo tenía en mente. Antes de debutar con éxito gracias a esta novela en Alfaguara Negra escribió otra en la que creó a "un periodista sensacionalista que molestaba a la Policía y que no tenía mucho peso". Así surgió Fernando Fons, un personaje que pasó de ser un secundario a uno de los protagonistas por el potencial que le vio.

Si este personaje le perseguía, lo que quiso dejar atrás es el poble como él mismo describe a esta ciudad costera de Valencia. "Todo lo que había escrito hasta ahora estaba ambientado en Tavernes de la Valldigna, con la que no necesitaba documentarme", explica. "Y por salir de mi zona de confort, quería trasladarla a un lugar que no tuviera yo nada que ver, contar una historia que no me tocara por dentro porque quería que estuviera a la altura de lo que para mí es Tavernes".

Y la imagen que le vino a la cabeza fue el puente Golden Gate.

El icónico paisaje de San Francisco atrajo a este clarinetista que no ha salido aún de Europa. Un factor que no le impidió lanzarse a recrear su mundo. "La parte de las localizaciones fue todo por Google Street View", apunta, por lo que se pasó "mil y una horas por las calles de San Francisco y de Los Ángeles" a través de esta herramienta para encontrar "el lugar ideal para lo que tenía en mente" aunque fuera "a ciegas". De ahí que asegure que "me he pasado más tiempo documentándome en las localizaciones que escribiendo y eso que he estado horas y horas".

En ese camino encontró grandes aliados mediante el correo electrónico para conseguir que su policía especialista en asesinos en serie, el William Parker del título, fuera lo más realista posible en su comportamiento. "Y escribí un correo a la policía de San Francisco. Imagina la situación: soy un músico que está escribiendo una novela y me gustaría que me ayudarais".

Y tanto que le ayudaron. El sargento Adam Lobsinger fue uno de los que más le ayudó en todas las dudas que le iban surgiendo durante el proceso de escritura. Desde las armas y coches que empleaban a las tareas diarias o cómo se colabora entre diferentes cuerpos cuando vienen de otra ciudad. Ahora estos policías de San Francisco y Los Ángeles podrán sumarse a partir de diciembre a los lectores en castellano que espera conquistar con esta nueva entrada de su novela al mercado latinoamericano. "Más agradecido no podía estar", concluye.