Alicante

¿Cuál puede ser el edificio más fotografiado de Alicante? Presidiendo la Explanada, la Casa Carbonell cumple cien años siendo uno de los admirados y pese a su reciente construcción las leyendas de por qué se construyó la siguen rodeando. Y Luis Gómez, bisnieto del empresario que da nombre al edificio, reconoce que a la familia no le gustan algunas de esas historias.

En una calurosa tarde de junio, Gómez repasa los detalles de por qué un exitoso empresario de Alcoy decide a principios del siglo XX encargar un trabajo que acabaría marcando la línea del cielo de Alicante. Le escuchan las decenas de personas que atienden otro aniversario, el décimo del despacho de abogados Aray Asociados, que es ahora uno más de los inquilinos de este inmueble.

Enrique Carbonell había nacido en 1870 en Alcoy y moriría 54 años más tarde en Madrid tras una intervención quirúrgica. En el seno de una familia humilde, como cuenta Gómez, "es un claro ejemplo del auge de la burguesía a finales del siglo XIX". En la capital industrial que era entonces esta localidad, contó con el apoyo del filántropo Enrique Hernández para fundar su propio negocio "de la nada", Manufacturas Carbonell. El sector textil ya era muy potente en la época y "consigue llevar a esa empresa a lo más alto de la pujanza que existía por esas fechas".

Gómez considera que el legado de su bisabuelo en Alicante va más allá de esta emblemática finca. "Hay otra cosa que creemos bastante desconocida: compró una empresa que se llamaba La Compañía de Gas. Y tras hacerlo condona a la ciudad de Alicante la deuda que tenía contraída con esta empresa que, según los periódicos, ascendía a más de un millón y medio de pesetas de la época". Ese es el contexto que explica la capacidad económica con que contaba.

¿Y por qué no en Alcoy? 

Si Enrique Carbonell era un orgulloso empresario de Alcoy que tenía mucho éxito en la gestión de sus negocios, ¿por qué no encargó una finca de este tamaño en su ciudad natal? Gómez recuerda las dos leyendas populares que intentan justificar la elección de la costa sobre el interior.

En la primera, sitúa a Carbonell en el vecino hotel Palas, "donde no le dan alojamiento por presentar un aspecto desaliñado, probablemente porque venía de Alcoy". En algunas de las versiones de esta línea lo apoyan en que habría hecho el viaje desde el interior hasta la costa en burro, añade. Y por despecho decidiría demostrar su poderío económico construyendo enfrente un edificio que doblaría en altura y espectacularidad a este residencial.

Construcción de la Casa Carbonell, en 1922. Francisco Sánchez Archivo Municipal de Alicante

La otra historia plantea un esquema de orgullo herido con otro escenario, la Casa Lamaignere en la Rambla. En esta ocasión, no sería una noche de hotel lo que buscaría sino alquilar un piso. "Así que según las leyendas, desairado, decide comprar un solar situado entre ambos inmuebles, donde había un mercado de la ciudad, para construir su gran casa", apunta.

Entrañables mentiras

Recuperar ahora estas historias parece entrañable, como reconoce Gómez, "pero en la familia pensamos que no se corresponden con la realidad". Y ahí vuelve a enfatizar el contexto de la época y del desarrollo personal y económico por el que atravesaba Enrique Carbonell cuando se trasladó a vivir con unos treinta años al Alicante entresiglos.

"Era una persona muy relevante, no solo en Alcoy donde fue teniente de alcalde siguiendo sus inquietudes políticas y capitán moro en la filà Chano", explica. "En cuanto a su relevancia en lo nacional, era el presidente de la asociación de fabricantes de punto. Y en 1917 trajo por primera vez a España a Arthur Rubinstein, uno de los mejores pianistas del siglo XX".

Estos ejemplos son los que hacen pensar a la familia que "una persona adinerada, culta, un mecenas, un filántropo" es "difícil que vaya al hotel Palas y no le quieran alojar o que si quiere alquilar un piso no se lo quieran permitir". Por eso descartan el despecho como una motivación cuando hay otra más sencilla, la salud familiar.

El aire de Alicante

Enrique Carbonell tenía dos hijas, Herminia y Enriqueta. Esta última, como cuenta Gómez, es su abuela. Pero la primera es la que marca el devenir del paisaje urbano de Alicante a causa de sus problemas de corazón. "Y los médicos de la época le aconsejan vivir al nivel del mar", indica.

Esa deseada cota cero que se había acordado en 1874 en toda España le obligaba a dejar atrás las montañas del interior. "Así que decidió trasladar a su familia y construir la casa en la que estaría su vivienda, en el piso principal de la casa número 1. Y el resto de piso y locales, alquilarlo y tener unas rentas".

De que esos deseos se hicieran realidad se encargaría el arquitecto alicantino Juan Vidal Ramos. Y pese a ello, "desgraciadamente, él fallece antes de la finalización de la construcción". Así que "nunca llegó a vivir en la Casa Carbonell". Sí vivieron su hija y su viuda. Aunque, curiosamente, su hija Herminia, que fue la causante de que la familia viniera a vivir Alicante, posteriormente se volvió a vivir Alcoy, donde vivió muchos años".

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