Benidorm multiplica su población en verano y supera el medio millón de habitantes. En los últimos tiempos, muchos de estos turistas están cambiando el peso del turismo desplazándose de la zona británica hacia el centro de la ciudad.
Michelle Baker, creadora de contenido tras la popular cuenta de información turística Benidormforever, señala que esta transformación en los intereses de los visitantes avanza a gran velocidad, tanto que puede observarse "día a día".
"La tendencia es que la gente prefiere mucho más el centro, buscan una zona un poco más tranquila, con más patrimonio", indica.
Este cambio está liderado por turistas de mediana o avanzada edad que, en muchos casos, ya han visitado la ciudad en varias ocasiones y que ahora buscan actividades más allá del ambiente festivo de los bares británicos.
Ante este fenómeno, Baker insiste en que "hay que cuidar el centro" para que no sufra las consecuencias de este 'éxodo turístico' y pierda su carácter distintivo.
"Deberían protegerse los edificios y monumentos del centro, porque si no lo controlas van a colgar las toallas por ahí o a aparcar los scooters eléctricos en las puertas de los negocios", sostiene la británica.
Baker, que lleva viviendo 40 años en la ciudad, teme que el centro pueda acabar como otras zonas más masificadas de Benidorm. Recuerda, además, que esta preocupación es compartida por los negocios locales.
"El otro día estuve en una joyería del centro y me contaron que un hombre vomitó en la puerta. Esta es la zona más bonita de Benidorm, nadie quiere ver a gente borracha sin camiseta", afirma.
Si bien aclara que sus comentarios no son una crítica, sino recomendaciones para prevenir que se apague el encanto del corazón de la ciudad de los rascacielos.
En su cuenta, comparte consejos para que los turistas —especialmente británicos— aprendan la cultura local al tiempo que la respetan.
"Cuando hay una procesión, yo se la explico para que puedan visitarla, pero siempre les digo que, por favor, no crucen la procesión. Hay que tener un poco de respeto y no meterse en chanclas y en bikini", comenta.
Otro de los puntos que destaca es la necesidad de proteger el patrimonio del centro histórico. Baker lamenta que algunas cadenas de comida rápida estén rompiendo con la estética tradicional y desplazando a los comerciantes locales.