Lo que parecían unas vacaciones más disfrutando del sol de Benidorm, se tornó una pesadilla para el escocés David Morrison, quien estaba viendo Old Firm entre su equipo, el Rangers, contra el Celtic de Glasgow desde su hotel cuando de repente estuvo a punto de perder la vida.
El hombre de 65 años solía veranear en la Costa Blanca y aprovechó el sol de marzo para viajar a la ciudad de los rascacielos. Sin embargo, el pasado 16 de marzo pudo ser la última debido a un derrame cerebral.
Morrison fue trasladado de urgencia a tres hospitales diferentes, según ha explicado su hija Deborah, quien ha abierto una campaña de donativos en la plataforma GoFundMe.
Una vez en el Hospital General de Alicante, David sufrió una hemorragia cerebral y tuvo que ser operado. Además, sufrió una convulsión y estuvo en coma durante días.
"Volé esa noche pensando que nunca volvería a ver a mi padre. Ha estado luchando contra numerosas infecciones y también necesita una cirugía de corazón", contaba su hija.
La desesperación de la familia por llevar de vuelta a su padre a casa se ha juntado con la frustración de estar "atrapados" en un país extranjero. "Es una vergüenza que no traduzcan los informes médicos en español para el hospital ni para el seguro", criticaba.
Por si fuera poco, cuando David comenzaba a estabilizarse, su mujer, Linda, se desplomó con dolor en el pecho a la salida del hospital, en una farmacia local, y fue llevada a Urgencias ante el temor de que se tratara de un infarto.
Sin embargo, la mujer sufrió una infección renal y fue ingresada en una habitación aparte con su marido durante unos días mientras ambos se recuperaban, según el periódico escocés Daily Record.
Su familia ha conseguido más de 6.500 libras para costear un vuelo con asistencia médica a Escocia, así como los gastos familiares derivados de su crítica situación.
"Los taxis de ida y vuelta al hospital cuestan 200 euros, además de el alojamiento diario y los vuelos de ida y vuelta. Tengo cuatro hijos pequeños. Me voy volando de ida y vuelta, traje la maleta de mi padre, una mudanza de casa y los apartamentos son caros. El seguro no paga, es nulo, ya que mi padre no les dijo que le habían diagnosticado hipertensión antes de volar", expresaba Deborah.
Finalmente, tras tres semanas postrado en una cama debatiéndose entre la vida y la muerte, David ha podido volar en un vuelo medicalizado en la noche del pasado miércoles.
Su hija se ha deshecho en mensajes de agradecimiento a las casi 300 personas que han donado a la causa para que pudieran salir de este "infierno", como ella misma lo describe.
"Les agradezco eternamente. Si no fuera por la ayuda de todos, no habríamos podido volver a casa. Siempre revisen la letra pequeña del seguro, pidan a los médicos que actualicen sus medicamentos y notas. Por favor, no permitan que ninguna otra familia pase por lo que nosotros hemos pasado", ha compartido.