El Día Europeo de la Salud Sexual pone el foco en una realidad cada vez más visible: el interés creciente por la cirugía íntima femenina.
Más allá de la estética, estas intervenciones buscan mejorar la funcionalidad de la zona genital y aliviar molestias físicas como la laxitud vaginal, la sequedad o corregir malformaciones congénitas que afectan el bienestar y la calidad de vida de muchas mujeres.
“El aumento de la demanda de cirugía íntima refleja cómo las mujeres de hoy cuidan su salud íntima, su bienestar y también la estética genital”, asegura el doctor José Enrique Martín, jefe del Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Valencia y referente en esta especialidad dentro de la sanidad privada valenciana.
Entre las intervenciones más habituales, el doctor Martín destaca la labioplastia, que remodela los labios menores o mayores para mejorar la comodidad y la apariencia; la vaginoplastia, destinada a recuperar la firmeza y tonicidad del canal vaginal; y la himenoplastia, una reconstrucción del himen solicitada por motivos culturales o personales.
A ellas se suma el aumento de labios mayores, un procedimiento que devuelve volumen y rejuvenece el aspecto mediante la infiltración de grasa autóloga o ácido hialurónico.
“El objetivo de estas técnicas”, declara el especialista del Hospital Quirónsalud Valencia, “es mejorar la simetría o rejuvenecer la apariencia de la zona íntima, especialmente tras el parto o con el envejecimiento, además de mejorar la salud emocional, aumentando su autoestima y mejorando su satisfacción sexual”.
El láser vaginal
El láser vaginal emplea energía lumínica controlada para estimular la regeneración y remodelación de los tejidos íntimos.
“Su mecanismo de acción”, explica la doctora María José Alfageme, especialista del Servicio de Ginecología del Hospital Quirónsalud Torrevieja, “se basa en la estimulación del colágeno y la elastina, logrando mayor firmeza, hidratación y tonicidad en la mucosa vaginal”.
El tratamiento con láser vaginal destaca por ser un procedimiento mínimamente invasivo, sin necesidad de cirugía y con un tiempo de recuperación rápido.
Generalmente indoloro o con molestias leves, cada sesión dura entre 15 y 30 minutos, permitiendo a las pacientes retomar sus actividades diarias de inmediato.
“Además, los resultados son progresivos y naturales, ya que el tratamiento estimula la regeneración de los tejidos de manera gradual, mejorando la firmeza, hidratación y funcionalidad de la zona íntima”, puntualiza la doctora Alfageme.