Alicante

Pasada la Semana Santa, uno de los periodos con mayor actividad en las carreteras de toda la provincia, la operación salida llega a su fin. Durante estas ventanas vacacionales y el resto del año se producen cientos de accidentes e infracciones que son investigados por la Guardia Civil de Tráfico, que explica cómo se persigue a un conductor a la fuga tras un accidente, cómo actúan las bandas de ladrones de coches o cuáles son los mayores peligros en la carretera.

El tamaño de Alicante en población registrada y flotante hace que por sus vías interurbanas circulen una gran cantidad de vehículos a diario, lo que obliga a que los equipos especializados en garantizar la seguridad vial estén alerta en todo momento.

El cabo primero Toledo, responsable del grupo Grupo de Investigación y Análisis de la Agrupación de Tráfico de la Guardia Civil (GIAT) y el teniente Cano, jefe de la Unidad de Investigación de Seguridad Vial (UNIS), desvelan a EL ESPAÑOL de Alicante cómo se atrapa a los delincuentes que van sobre ruedas. Actúan en las vías interurbanas de toda la provincia, ya que los cascos urbanos son competencia de la Policía Local.

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Las características propias de la provincia están marcadas por su gran acogida de turistas durante los 12 meses del año, muchos de ellos vienen a hacer el llamado turismo de borrachera, algo que se traduce en mayor cantidad de conductores ebrios que en otros territorios. Estas situaciones, comenta Cano, se dan principalmente en "poblaciones costeras como Torrevieja y Benidorm". 

El alcohol es una de las principales causas de accidentes, pero no la única. Los expertos advierten del aumento de las distracciones al volante, sobre todo, por el teléfono móvil. Sin embargo, en el lado positivo, creen que hay una mayor concienciación en cuanto a las medidas de seguridad y al uso del cinturón, así como afirman que hay un ligero descenso del uso de alcohol y drogas al volante en comparación con épocas pasadas.

Las distracciones, las drogas o los errores humanos pueden terminar en tragedia. Ahí es cuando entra en acción el grupo especializado GIAT para investigar las causas de un atropello o un choque grave o mortal en el que ha habido una fuga.

El cabo primero Toledo cuenta que para tener éxito en la búsqueda "cada accidente hay que tratarlo por separado, porque no hay dos iguales. Lo primero que hacemos es ir al lugar y realizar una inspección para comprobar los indicios, si hay huellas o pruebas en las rutas anteriores y posteriores al lugar".

Una vez realizado un primer examen, "analizamos las cámaras de seguridad, las bases de datos de la DGT, de la Comunitat Valenciana, las llamadas de testigos al 112... y a partir de ahí empezamos a trabajar", revela.

El GIAT actúa en autovías y en vías interurbanas donde muchas veces no hay cámaras o sistemas que faciliten sus labores de investigación, lo que puede hacer que algunos casos sean muy difíciles de resolver y requieran de un gran esfuerzo.

Toledo pone el ejemplo de un accidente que resolvieron con tan solo un espejo como prueba de la que tirar. "Cogimos el espejo, lo analizamos, lo desmontamos y vimos qué color tenía, porque con eso se puede saber los años de fabricación, y con eso se conoce qué tipo de matrícula puede tener el vehículo que se ha dado la fuga", afirma.

Cuando se tiene esa información, el especialista indica que "se hace un control de todos los vehículos que montan matrículas de esa época en la zona, y podemos llegar a comprobar uno por uno. Alertamos a Policía y Guardia Civil y metemos alarmas a los desguaces donde puedan tener piezas similares".

También se estudian las lesiones del herido grave o del fallecido, o los daños en el vehículo involucrado para conseguir más pistas. "Si es un atropello, un turismo suele hacer fracturas en las piernas, y si es una motocicleta, puede generar lesiones en los brazos. Las lesiones y los daños nos hablan y no poco", resalta Toledo.

El trabajo que conlleva es similar a las labores de investigación que se realizan en un asesinato fuera de la carretera. "Tenemos un porcentaje de éxito aproximadamente del 90 %, pero supone un sacrificio, material, humano y de horas, inmenso". 

Robos de vehículos

Otra de las funciones de los equipos especializados de la Guardia Civil de Tráfico es recuperar coches robados. El teniente Cano asegura que los ladrones de vehículos suelen "maquillarlos para volver a venderlos cambiándoles la documentación, el número de bastidor y los datos del sistema".

Los agentes coinciden en que los delincuentes han avanzado al paso de la tecnología y que están mucho más preparados y alejados de la típica imagen de una persona que actúa solo, rompe la ventanilla y hace un puente para llevárselo.

Con todo, Toledo asegura que hay equipos que "pueden abrir un coche a 200 metros de distancia". Por su parte, Cano sostiene que la tendencia de los ladrones es "especializarse en una marca concreta e incluso en un modelo e invertir miles de euros en herramientas y sistemas avanzados en cerrajería y tecnología".

El jefe del GIAT expresa que, una vez robado, "lo dejan enfriar si no pueden comprobar si tiene el sistema de GPS en un aparcamiento público hasta que se aseguran de que las autoridades no van a buscarlo".

Toledo apunta que desde el grupo de investigación también se centran en demostrar si un vehículo ha sido robado realmente o es una excusa de un infractor. "Hay mucha gente que intenta encubrir que van ebrios, que no tienen papeles o que llevan sustancias ilegales denunciando que se lo han sustraído".

Fraudes para conseguir el carnet

Los guardias civiles manifiestan que de igual forma se cometen delitos incluso antes de haber conseguido el permiso de conducir, en los propios exámenes. De entre las dos pruebas, la teórica es donde más trucos se intentan hacer para aprobar.

Las diminutas cámaras y auriculares que se utilizan para hacer trampas y acertar las respuestas "son muy fáciles de pillar", asegura Cano, quien dice que "a ojos de una persona normal no se ven, pero los guardias que están allí son especialistas en detectarlo".

"Si lleva cinco minutos sin contestar las preguntas y luego resuelve cuatro seguidas sin dar casi tiempo a leerlas, ahí hay algo raro. Todos los meses cogemos a gente que lo intenta", expone el cabo primero.

Otro fraude es falsificar los DNI para hacerse pasar por otra persona. El nivel de sofisticación es tal que solo un ojo entrenado puede observarlo, aunque a veces la avaricia rompe el saco. "Hay algunas organizaciones que hacen documentos con información del comprador y con la cara de otra persona que se dedica a hacer exámenes, pero por intentar ampliar la horquilla para ganar más dinero, a veces, se hacen pasar por personas con una edad muy diferente. Hay algunos casos de gente de cuarenta y tantos que intentan aparentan ser de veinte", expresa el responsable del GIAT.

El teniente Cano ve a las personas que contratan estos servicios "más víctimas que delincuentes, porque suele ser gente que no conoce el idioma que lo hace por necesidad y se fían de organizaciones a las que si los cogen no les va a pasar nada".