Alicante

"Nuestra lengua ofrece múltiples posibilidades para referirnos adecuadamente a mujeres y hombres de forma equitativa e igualitaria y, por tanto, no sexista. Muchas universidades españolas han elaborado guías detalladas que sirven de modelo para resolver dudas, comprender lo que significa una comunicación igualitaria y mostrar los aspectos socioculturales que transmiten algunas expresiones". Así arranca el capítulo de las recomendaciones para el uso no sexista del lenguaje de la guía que la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche distribuyó este martes entre su personal. El objetivo, evitar la discriminación de cualquier tipo de persona en todos los ámbitos, tanto por razón de género como de raza, religión e incluso edad. 

En concreto, el documento de 96 páginas se titula 'Guía de recomendaciones para un lenguaje no sexista e inclusivo', está coordinado por el Vicerrectorado de Inclusión, Sostenibilidad y Deportes, y, aunque "no pretende hacer un listado exhaustivo de todos los términos existentes", sí muestra "algunos ejemplos que sirvan para representar diferentes realidades que conviven en la sociedad actual". 

Así, en las tres partes en las que se divide la guía (uso no sexista del lenguaje, uso inclusivo y respetuoso y directrices básicas de accesibilidad) se recogen diversos cuadros donde se explica por qué se debe optar por una expresión y no por otras. 

["Ser mujer y tener discapacidad", la doble discriminación según un estudio de la UMH de Elche]

En el caso del sexismo, la UMH cita el informe diagnóstico del II Plan de Igualdad 2022−2026 de la propia universidad, en lo referente a la comunicación interna y externa, que alerta de que "no se utiliza sistemáticamente el lenguaje

inclusivo y no sexista", estableciéndose la acción específica I.2.4. de "elaborar y

difundir recomendaciones específicas sobre lenguaje y comunicación igualitaria".

Entre las recomendaciones para abordar este problema está evitar el "androcentrismo" y no considerar "a los hombres como modelo de lo humano". "Porque hablar del hombre o el ser humano como sinónimo de lo humano, expresa una concepción de lo humano centrada en lo masculino, conllevando una concepción androcéntrica". Y esas "acciones sexistas y androcéntricas desmerecen a las mujeres e irrespetan su dignidad como personas. En otras palabras, son discriminatorias porque se les trata diferente, cuando son iguales en derechos".

Eso, señala la guía, tiene su reflejo en el lenguaje: "En español hay dos géneros gramaticales, el masculino y el femenino, si bien otras lenguas tienen otras clasificaciones. Este rasgo es, pues, únicamente gramatical". De hecho, y aunque "todos los sustantivos tienen un género gramatical, no todos

los sustantivos designan seres sexuados".

"Además, no siempre hay relación entre sexo y género, por ejemplo, si hablamos de la víctima", tiene género gramatical femenino, pero se refiere tanto a hombres como mujeres, o los sustantivos colectivos, el funcionariado, es de género gramatical

masculino, pero incluye a todas las personas", agrega.

Por este motivo, continúa, "debe evitarse el falso genérico hombre con el sentido de ser humano o humanidad porque invisibiliza a las mujeres". E incluye un cuadro en el que propone sustituir términos como "los alumnos, los estudiantes, los profesores, los trabajadores, los asistentes y los premiados" por "el alumnado, el estudiantado, el profesorado, las trabajadoras y los trabajadores, las personas asistentes y las personas premiadas", entre otras. 

En general se pide evitar "el artículo masculino" que "marca un sustantivo que se refiere a ambos sexos", porque "los artículos marcan sexualmente". Como ejemplo de esto pone los términos "curso para los estudiantes del primer curso, el que lo lea y los alumnos entrarán en el aula antes de la hora prevista", que se sustituirán por "curso para estudiantes del primer curso, quien lo lea y se accederá al aula antes de la hora prevista".

"Debemos evitar términos que conllevan implícitamente expresiones excluyentes o que marquen sexo-genéricamente en sentido amplio, así como utilizar palabras y expresiones que se refieran de manera estereotipada y androcéntrica a mujeres y hombres, tal y como se sugiere en las tablas anteriores", resume. 

Raza, condición sexual y edad

En la segunda parte de la guía la UMH explica que es necesario "reflexionar sobre lo que pensamos y decimos, así como la manera en que tratamos a las personas según sus realidades y subjetividades". "Un uso de la lengua de manera inclusiva se traduce en un modo de expresión oral, escrita y visual que iguala a las personas, muestra su diversidad y visibiliza a quienes participan de la sociedad en general, y de la comunidad universitaria en particular".

"Al mismo tiempo", sigue, "se requiere de una comunicación sin estereotipos ni prejuicios como muestra de una sociedad respetuosa, equitativa y que no excluya a nadie", ni por su raza ni por su condición sexual.

Asimismo, como norma general, pide evitar cualquier "forma de intolerancia contra las creencias o prácticas religiosas (o la falta de estas) de una persona o grupo". y en particular explica que "la intolerancia y la discriminación hacia las personas musulmanas abarca actitudes y comportamientos discriminatorios hacia personas, grupos o bienes considerados musulmanes o asociados a personas musulmanas o al islam".

Por eso sugiere sustituir "musulmán, islámico o islamista" por "persona musulmana", o simplemente mencionar la procedencia exacta en lugar de los genéricos "árabe, moro, talibán, judío, hindú, indio o paquistaní".

También "para referirnos a las personas con discapacidad debemos evitar un lenguaje infantilizado y sensacionalista, sabiendo que la discapacidad ni se evita ni se elimina". "Además, las personas no padecen ni sufren discapacidad, la presentan o la tienen. Ello evitará crear situaciones de potencial discafobia (i.e., discriminación o intolerancia hacia la discapacidad), entendida como una aversión hacia las personas con discapacidad que puede llevar a adoptar o consentir conductas de rechazo o discriminación hacia dichas personas".

Finalmente, explica que conviene evitar el "edadismo o viejismo", la "construcción social que se refiere a estereotipos, prejuicios o conductas de rechazo o discriminación hacia las personas debido a su edad cronológica, especialmente cuando ésta es alta".

En este sentido, algunas expresiones a evitar y alternativas de uso serían "niño o adolescente" en lugar de "menor de edad", ya que "todas las personas tienen una edad" y "la minoría se establece en función regulados legalmente"; o "persona adulta mayor, persona mayor, adulto/a mayor, persona de edad avanzada o tercera edad" en sustitución de "viejo, anciano, abuelo o jubilado".