Vistos los efectos que han tenido tradicionalmente las sanciones de la comunidad internacional a Corea del Norte, no cabe albergar ninguna esperanza en los resultados de la reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas convocada para este miércoles. La última provocación de Pyongyang ha sido lanzar otro misil militar al océano, con la particularidad de que esta vez ha sobrevolado territorio japonés.

El gesto de Kim Jong-Un es una doble provocación: a Tokyo, como aliado de Estados Unidos en la región, y a Washington, como prueba de que sus misiles tienen al alcance a Guam, la isla que alberga bases militares norteamericanas y que ha sido señalada en varias ocasiones por el régimen norcoreano.

Amenaza nuclear

Hace un mes, Corea del Norte lanzó otros dos misiles de alcance intercontinental. Las sanciones económicas subsiguientes aprobadas por la ONU sólo sirvieron para enzarzar a Kim Jong-Un y Donald Trump en una preocupante escalada verbal en la que no faltó la amenaza nuclear.

La actitud desafiante de Pyongyang y los continuos encontronazos han creado un clima peligroso. Kim Jong-un cuenta a su favor con su imprevisibilidad, derivada, entre ortras cosas, del hecho de ser un tirano que no tiene que dar cuenta de sus actos. Sus caprichos son órdenes, y a estas alturas es evidente que la felicidad de su pueblo no está precisamente entre sus prioridades.

Entre Moscú y Pekín

La impotencia de la comunidad internacional para meter en cintura a Corea del Norte debería llevar a un cambio de estrategia. Y eso pasa por convencer a Moscú y a Pekín de que dejen de dar aliento al régimen. Si aún se resisten es porque éste les sirve para neutralizar la gran influencia de Estados Unidos en la zona, a través de Japón y Corea del Sur.

Que no hay una solución fácil lo demuestra el hecho de que el problema se arrastra durante décadas sin visos de solución. Pero habrá que convencer algún día a los gobiernos de China y de Rusia de que Kim Jong-Un, además de ser una desgracia para los norcoreanos, es un peligro para el planeta.