El tercer cumpleaños de Podemos y el exorcismo de primarias que principia Patxi López alumbran una izquierda entre puñales. Podemos y el PSOE corren el riesgo de convertirse en dos pasarelas de divinos jaleados por pensionistas del escaño ávidos de la peor forma de perpetuidad: la sucesión de uno mismo.

A la derecha, inflamada de petimetres incluso en las horas bajas del banquillo, la verticalidad y los ministerios le exoneran las faltas. Por eso Cospedal redime a Trillo, Bárcenas a Rajoy y Ciudadanos al PP pretérito y futuro. Pero estas promiscuidades no avergüenzan a la derecha.

El llano en llamas de la izquierda, donde los demonios domésticos de la traición han levantado cocina, es otra cosa. Podemos ha pasado de la fraternidad cursi de Quilapayun a la gran purga sin que esta bipolaridad haya tenido mayores consecuencias que un tremendo relajo de la propia imagen. Espinar convertido en Robespierre, Iglesias hablándole a un tronco o Monedero reclamando el procesamiento de Errejón por socialdemócrata han sido los entremeses de la felicitación de cumpleaños perpetrada por el líder. 

Podemos eres tú es tributario de un Neruda venido a menos y un poco ebrio de autosatisfacción, como a punto de recitarnos sin descanso los Veinte poemas de amor... “Fuiste tú quien hablaba en los bares del chico de la coleta”, nos dice Iglesias para hablarnos de sí mismo en tercera persona.

El PSOE también se debate entre la épica de las guerras intestinas y la lírica que glorifica a los vencedores. El problema es que no hay quorum sobre el reparto de papeles. Es más, el guión va de mano en mano desde que Patxi López se quedó con la garita que guardaba a Sánchez.

Pedro Sánchez  se presentará por respeto a las bases, a sus costaleros, a sí mismo y a la historia perdurable del PSOE, que algún día deberá fijar el relato de lo acontecido sin propagandas. No es que existan "derrotas más dignas que la victoria", que atribuyen a Borges, sino que hay derrotas imprescindibles para preservar el capital de la credibilidad, que es el único patrimonio útil en la política y en la vida.

El bueno de López, que como lehendakari ya demostró su singular virtuosismo en eso de equivocarse acertando, se ha llevado consigo no tanto el mensaje de Sánchez como a los cuadros que restaban credibilidad a ese mensaje. Por eso la primera reacción de los medios ha sido enmarcar su postulación como una jugada de Susana Díaz para procurarse entre bambalinas un congreso por aclamación que sólo haría más daño al PSOE.

López ha alterado más el timing y las emociones de Sánchez que su compromiso, de tal suerte que quien ahora domina la escena es él. Patxi lo quiere "sumar", Susana le pide que entregue las llaves de la militancia y Jáuregui le buscó retiro en Flandes. Vamos, que entre todos le han vuelto a poner peana.

El último seretario general del PSOE es quien ahora puede cerrar el paso a Susana Díaz para librar un duelo a dos con el rival más fácil: su ávido amigo Patxi López. Susana Díaz, la del "No es Abstención" y la operación Betis, debería elegir entonces si pone en riesgo el cortijo andaluz -y sus secretillos de armario- para librar unas primarias de trinchera e intentar -quién sabe cuándo y en qué condiciones- convertirse en candidata y verse la cara con Iglesias. Ya saben, "ese chico de la Coleta” que abraza leños y se pone tierno cuando interfieren en sus aspiraciones.