Las bolsas europeas vuelven a caer sin remedio este viernes a pesar de sus intentos de rebote a primera hora. El Ibex 35, abonado en las últimas sesiones al efecto yoyó, se precipita por debajo de los 8.300 puntos con un retroceso del 0,71%. Y no solo eso, sino que también su gráfica regresa a cotas no vistas desde febrero en los 8.241 enteros. Y aún más, pues en mínimos intradía cedía hasta los 8.209,7 puntos.

Uno de los argumentos con los que contaban los inversores que se decantaban por las compras a primera hora llegaba en forma de informe técnico. Un grupo de científicos sudafricanos apunta en él que las vacunas contra la Covid-19 ya comercializadas parecen resultar efectivas frente a la nueva variante ómicron.

Sin embargo, el temor a la expansión del virus y las medidas de restricción social para procurar contenerlo ha provocado una vez más la inestabilidad de las plazas europeas. Y eso incluso a pesar de que los índices PMI de servicios arrojaban en su mayoría lecturas más amables de las esperadas por los economistas. En España, un país muy dependiente de este sector, se disparaba hasta los 59,8 puntos en noviembre. 

Al frente de los siete valores que lograban la hazaña de cerrar en verde, Enagás sumaba un 1,39% a su gráfica en los 20,11 euros por acción. Después se colocaban Meliá Hotels (+1%), Iberdrola (+0,66%) y Red Eléctrica (+0,65%).

También BBVA consiguió sacudirse una pequeña parte del castigo acumulado en sesiones previas por la inestabilidad de Turquía con un avance del 0,37%. El grupo lo completaban Naturgy (+0,2%) y Acciona, en tablas frente a su cierre del jueves.

En sentido opuesto, precisamente el mejor valor de la semana: Fluidra. Con un retroceso del 5,44%. Después, con escasa diferencia entre los tres valores, se situaban PharmaMar (-3,83%), Siemens Gamesa (-3,59%) y Almirall (-3,36%).

Con todo, el Ibex 35 dibujó un gráfico que se mostró incapaz de alejarse al alza con éxito de la zona de los 8.300 puntos, que constituía el nivel de precios que ayer salvó por la mínima y que no debería haber perdido para evitar correcciones más profundas.

Por otro lado, en la agenda financiera destacaban dos referencias que terminaban sumando más presión a los mercados. La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, insistía una vez más en la "transitoriedad" de los picos de inflación que enfrenta la Eurozona y desde el otro lado del Atlántico, la tasa de paro de EEUU en noviembre resultaba menos satisfactoria de lo previsto.