José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank), Carlos Torres (BBVA), José Bogas (Endesa), Josu Jon Imaz (Repsol),  Francisco Reynés (Naturgy) y Mario Ruiz-Tagle (Iberdrola).

José Ignacio Goirigolzarri (CaixaBank), Carlos Torres (BBVA), José Bogas (Endesa), Josu Jon Imaz (Repsol), Francisco Reynés (Naturgy) y Mario Ruiz-Tagle (Iberdrola). EL ESPAÑOL.

Wake Up Spain (2024)

Bancos y energéticas unen fuerzas contra un impuesto 'solidario' de carácter permanente

Los máximos dirigentes de ambos sectores se reunieron este lunes en la IV edición de  Wake Up, Spain!.

16 abril, 2024 02:17
Rubén Escudero Laura Ojea

Bancos y energéticas alzan la voz al unísono para clamar contra la intención del Gobierno de convertir el impuesto solidario a estos dos sectores en permanente. Y el foro elegido para ello ha sido el IV Wake Up, Spain!, organizado por EL ESPAÑOL, Invertia y Disruptores en colaboración con EMT Madrid, EY, Microsoft, Oesía y Oracle.

El primer argumento contra la intención del Ejecutivo ha sido la futura bajada de tipos de interés que previsiblemente acometerá el BCE en junio. "Es curioso que el impuesto a la banca se haga -o se quiera hacer- permanente cuando los tipos de interés están bajando", ha recriminado al Gobierno el presidente de CaixaBank, José Ignacio Goirigolzarri.

El banquero ha destacado algunos de los números de CaixaBank para justificar su postura. En 2023 el grupo pagó, en conjunto, 2.600 millones de euros en impuestos, lo que supuso un tipo efectivo del 35%. Una cifra que "no es menor".

A quienes achacan al sector bancario que se esté lucrando de más con la rápida y fuerte subida de tipos que se produjo entre 2022 y 2023, Goirigolzarri les ha respondido que "de beneficios históricos, nada".

"En España, la banca aún no ha empatado los beneficios que tuvo en 2007. La rentabilidad sobre fondos propios (ROTE) que ahora está en el 11%, antes estaba en niveles del 17% ó 18%", ha recordado el presidente de CaixaBank, haciendo extensible su argumento a la totalidad de la industria. El impuesto a los bancos, que el Gobierno diseñó como extraordinario para paliar los efectos de la inflación, pero que ahora quiere hacer permanente, también choca contra la línea de flotación de BBVA.

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Carlos Torres, presidente de BBVA, ha defendido que "lo que necesita España es inversión, acumulación bruta de capital, que permita que el país sea más productivo". Y ahí, ha considerado, los bancos juegan "un papel clave".

El sector bancario es "un sector neurálgico" que ayuda "a movilizar ahorro, que es el principio del ciclo de crecimiento". "Esa inversión productiva mejora la productividad, y la mejora de la productividad es lo que lleva a que haya creación de riqueza y crecimiento a largo plazo", ha añadido. 

Pedro J. Ramírez, presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL, conversa con Carlos Torres Vila, presidente de BBVA.

Pedro J. Ramírez, presidente ejecutivo y director de EL ESPAÑOL, conversa con Carlos Torres Vila, presidente de BBVA. Esteban Palazuelos.

"La inversión privada sobre el PIB es el factor más determinante del crecimiento a largo plazo del PIB per cápita. Necesitamos en España fomentar esa inversión y los bancos jugamos un papel clave para que haya inversión privada. No tiene mucho sentido que haya frenos a nuestra actividad", ha indicado.

Con todo, si bien el deseo de la banca es que esta tasa solidaria no se establezca como fija, Goirigolzarri ha confirmado que, "si el impuesto sale en el Boletín Oficial del Estado, tendremos que acatarlo".

Energéticas

Igual que sucede en el caso de la banca, el impuesto a la facturación de las energéticas sigue siendo uno de los puntos calientes para el sector. Así lo ha recalcado el consejero delegado de Iberdrola España, Mario Ruiz-Tagle. "Los impuestos en el sector energético no pueden generar alegría. En un ámbito en el que lo natural es invertir para crecer, el retirar flujo de inversión a impuestos es un problema", ha indicado.

El responsable de la compañía ha recordado que "Iberdrola pagó en impuestos en el mundo más de un millón de euros por hora. En España pagó 3.500 millones, más que el beneficio de la compañía en el país. Estamos llegando a un desequilibrio de la situación fiscal".

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Y ha recordado que el sector energético sufre "38 impuestos, 20 autonómicos, y creciendo, y 18 estatales", además de lamentar que "no hay premio para el esfuerzo de descarbonización" que hacen las compañías con sus correspondientes incentivos.

Por último, Ruíz-Tagle ha reclamado que se den "incentivos, impulsos y una política fiscal adecuada para la transición energética", que va de la mano con "la digital".

José D. Bogas, CEO de Endesa, durante su intervención en la primera jornada del Wake Up, Spain 2024! 'Las grandes oportunidades de España en una Europa en cambio'.

José D. Bogas, CEO de Endesa, durante su intervención en la primera jornada del Wake Up, Spain 2024! 'Las grandes oportunidades de España en una Europa en cambio'. Laura Mateo

Por su parte, José Bogas, consejero delegado de Endesa, también se ha posicionado en la misma línea. "Prolongar el impuesto extraordinario a las energéticas y convertirlo en permanente es un error estratégico y de país tremendo y debería corregirse", ha indicado.

Para el directivo, el hecho de que una compañía como Endesa tenga que desembolsar unos 200 millones de euros al año para pagar este gravamen "tiene muchísimas consecuencias en el futuro", pues "es un problema para las inversiones".

En todo caso, para Bogas este tributo se creó "para una circunstancia extraordinaria" y suponía "una contribución solidaria" por parte de las empresas energéticas. Es por eso por lo que "no tiene ningún sentido" mantenerlo cuando esa situación ya ha pasado. Ahora bien, ha reconocido que "el Gobierno quiere transformar ese impuesto en algo incentivador", lo cual podría positivo.

Por último, ha recordado que para él se trata de "un impuesto discriminatorio", que "no está en Europa" y que afecta a los ingresos en lugar de a los beneficios. "Endesa contribuye con 3.800 millones de euros en impuestos cada año", de los que 2.200 millones de euros son directos y los otros 1.600 millones, indirectos. "Es un freno tremendo a la inversión que no tiene ningún sentido", ha añadido.