El ruedo mediático

Escribir este blog sobre medios de comunicación, en general, y sobre televisión, en particular, es una mera excusa para despotricar, con la libertad y el humor que me permitan, sobre cualquier cosa.

Cebrián emprenderá acciones legales por los 'papeles de Panamá'

Cebrián emprenderá acciones legales por los 'papeles de Panamá'

Cebrián, Panamá y los cuarenta años de 'El País'

Lo que hizo Juan Luis Cebrián con Ignacio Escolar la pasada semana solo puede sorprender a quienes no conozcan al presidente de Prisa. Este académico de la lengua gracias a algún milagro inexplorado -dicen que si lees su novela La rusa ya nunca vuelves a ser el mismo- fulminó al director de El Diario de las tertulias de la Cadena Ser. La razón de este cese permanente de la convivencia en los micrófonos fue que Escolar publicó en el medio que dirige varios artículos sobre la presunta vinculación de Cebrián y su expareja, Teresa Aranda, con los célebres Papeles de Panamá. O sea, estamos ante una purga como cualquier otra entre las muchas -algunas silenciadas- que diariamente ocurren en la prensa española.

Además de purgar a Escolar en la Ser, Cebrián, nasío pa mandá, anunciaba sendas demandas, en su nombre y en el de todo su grupo, contra El Confidencial, La Sexta (gran trabajo de ambas redacciones, por cierto) y El Diario por los artículos sobre sus presuntos vínculos con el escándalo panameño. Tamaña noticia, incluso, apareció en la portada del rotativo de Prisa, donde se especificaba que los demandados eran "Elconfidencial.com" y "Eldiario.es", como si esos apellidos de sus dominios les restasen credibilidad o relevancia a sus informaciones. Los tribunales decidirán y aquí se recogerá, por supuesto. Aunque no es difícil barruntar, viendo lo publicado, que el presidente de Prisa perderá también esta batalla. En tercer lugar, Cebrián ordenaba que los empleados del grupo mediático dejasen de acudir como tertulianos a La Sexta. La propia APM reprendió esta actitud por tratarse de una utilización personal del grupo que dirige.

No es la primera ni será la última vez que Cebrián fulmina a quienes osan desobedecer sus órdenes o criticar con fiereza sus maneras. Hace unos meses, el presidente de Prisa hizo lo propio con el veterano Miguel Ángel Aguilar, que tuvo que abandonar sus columnas de El País por cuestionar la libertad de expresión en España. A raíz de aquello, aquí en EL ESPAÑOL ya hicimos un somero repaso de algunos otros ejemplos de cómo se las gasta el primer director de El País. Serían innumerables todos los casos en que Cebrián ha chocado con otros informadores de prestigio, de sus propias filas y, sobre todo, de otras.

Amén de estas batallas contra otros periodistas, quizás solo hay otro rasgo más acusado en Cebrián: su nula capacidad gestora. Pasará a la historia cómo el cerebro de la ruinosa operación de Sogecable que aún recuerdan enfurecidos en los despachos de Prisa. De aquellos polvos llegaron los lodos de la entrada de bancos como accionistas, los ERE traumáticos y el posterior enfrentamiento entre Cebrián y algunos periodistas legendarios del grupo. Pasó la tormenta y, con el plácet del Gobierno del PP, en la anterior legislatura se sucedieron operaciones (refinanciación de la deuda y venta de Digital Plus a Telefónica) encaminadas a salvar a Prisa. Entre tantos vaivenes y recortes, lo único que no cambió ni menguó es el sueldo millonario de Cebrián, que incluso tiene garantizada una jubilación más propia de un banquero que de un periodista.

Hoy El País, que afortunadamente es más que Cebrián, cumple cuarenta años. Enhorabuena a todos los profesionales que allí trabajan o han trabajado. Ellos, por supuesto, no han elegido al presidente del grupo que ahora les prohíbe acudir a otros medios. Para celebrar este cumpleaños, el rotativo ha preparado un magnífico despliegue que incluye numerosos artículos y reflexiones que merece la pena guardar en casa. También resulta imprescindible -por paradójico- el artículo que ha escrito el propio Cebrián. Se titula Para la libertad y conviene leerlo detenidamente, paladearlo, disfrutarlo. Justo al final, el académico se refiere a los lectores del periódico. "Ellos son los auténticos y únicos depositarios del derecho a la libertad de expresión, por la que seguiremos luchando con mayor énfasis si cabe que el de antaño". Juzguen ustedes mismos.