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En tan solo unos años, Álvaro Sasiambarrena ha pasado de diseñar zapatos artesanales que vendía en una tienda en pleno barrio de Salamanca a levantar un grupo hotelero que redefine el concepto de lujo en España y Portugal con la premisa-paradoja de hacerte sentir como en tu casa.

Todo empezó en Formentera, en un bed&breakfast pequeñito pero con el encanto de una isla mágica que se convirtió en una 'trampa' pasional para Álvaro y para que Annua Hoteles naciera. Ahora cuentan con dos joyas en Menorca, una en Lanzarote y otra en Mallorca en una apuesta por convertir el turismo no solo en hospitalidad, sino, sobre todo, en un estilo de vida y una experiencia global.

"Emprender no tiene secretos: es cuestión de horas, de dedicación y de pasión", advierte Sasiambarrena. "Montar una empresa no es un trabajo más; es un proyecto que te pide estar disponible las veinticuatro horas, los siete días de la semana. Sobre todo al principio, cuando no hay recursos ni equipos".

El hotel Son Xotano en Mallorca. E. E.

Su primera aventura con 19 años fue un proyecto de calzado artesanal. "Ahí aprendí la gestión de equipos, a asumir que cuando algo va mal, repercute directamente en quienes trabajan contigo. También aprendí a escuchar al mercado y a analizar mejor los pasos antes de crecer".

Cuando se metió de lleno en el tema hoteles, fue su hermano Iñaki, exbanquero privado, el que le ayudó a liderar una empresa que se expande con paso firme aunque siendo conscientes de que no buscan cualquier cosa. "Nos gusta crecer sin prisa. No queremos abrir veinte hoteles en cinco años, sino los justos para mantener la calidad y el alma de cada espacio".

Annua Hoteles define su concepto de lujo como "silencioso". "Para nosotros el lujo es tiempo, privacidad y libertad. Que puedas desayunar a las dos y media de la tarde si te apetece. Por eso no hay horarios ni límites", explica Álvaro. "Queremos que el huésped sienta que está en casa, no en un hotel. Por eso diseñamos los espacios desde esa mirada doméstica y cercana".

Morvedra Nou en Menorca. E. E.

Cada proyecto comienza siempre con la búsqueda del activo perfecto, que tiene que ser un lugar único: un viñedo en una isla perdida, un pueblito con las mejores vistas al mar, un terreno casi secreto donde las energías confluyen...

"No buscamos destinos turísticos saturados, sino propiedades únicas. El punto de partida no es la ubicación, sino lo que transmite el lugar", señala. Así han nacido proyectos en destinos con alma, desde Mallorca y Menorca hasta Lanzarote o ahora Comporta, en la costa portuguesa, un lugar que nos va a sonar y mucho en los próximos años.

El hotel César en Lanzarote. E. E.

A diferencia de otras empresas, en Annua, la sostenibilidad no es un valor añadido, sino una condición de partida. "No concibo hacer un hotel en el campo que no sea sostenible. Apostamos por proveedores de kilómetro cero, energías renovables y materiales locales. No es una moda: es coherencia", afirma Sasiambarrena.

Lo mismo ocurre con la tecnología, aunque su aplicación, precisa, "no de cara al cliente, sino en la gestión interna, para liberar tiempo al equipo y mantener la calidad del servicio" que aporta el toque humano.

Comer bien

E. E.

Uno de los pilares de Annua Hoteles es la gastronomía. "Queremos que quien se quede con nosotros coma tan bien como en casa o mejor. Nuestros hoteles suelen estar aislados, así que la experiencia culinaria debe ser memorable".

Por eso apuestan por jóvenes cocineros y menús que dialogan con el territorio. "En Mallorca se come Mallorca, en Menorca se come Menorca", enfatiza. "Aun así, siempre hay guiños a Madrid, como nuestras conservas o tapas castizas, que son parte de nuestra identidad".

Este madrileño reconoce cuánto le ha influido su ciudad en todo lo que ha hecho. "Madrid es probablemente una de las ciudades más emprendedoras de Europa. Te invita a moverte, a crear, a relacionarte. Es fácil hacer contactos, recibir ayuda, y eso marca mucho".

Mientras Madrid vive un auge turístico sin precedentes, Sasiambarrena se muestra optimista, aunque prudente. "El mercado puede crecer, pero solo si el producto justifica el precio. El peligro está en perder el equilibrio entre valor y experiencia. Madrid tiene potencial, pero hay que hacerlo bien".

Para un hombre que pasó de fabricar zapatos a crear refugios de hospitalidad, la coherencia parece ser el hilo que une todo lo que toca. Su lema, sencillo pero exigente, lo resume: "Horas, pasión y autenticidad. El resto, viene solo".