La dieta mediterránea es mucho más que una forma de alimentarse, comprende también un conjunto de prácticas, conocimientos y tradiciones que abarcan desde la agricultura y la pesca hasta la preparación y el consumo de los alimentos. Por sus beneficios para la salud y sus características, en 2010 fue reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
En 2025, el Mediterráneo conquista la mesa de nuevo. Alicante ha sido reconocida como Capital Española de la Gastronomía. Su elección no es casual. Es un verdadero paraíso costero, una de las ciudades más soleadas del país y cuenta con un clima cálido que invita a pasear por sus calles al tiempo que se descubre su riqueza patrimonial. Pero si por algo destaca esta villa es por representar con su gastronomía el alma del Mediterráneo. Una cultura culinaria sin igual en la que cobran especial relevancia el vino y el arroz.
Una gastronomía en la que destaca el producto local
Esa riqueza paisajística natural que no necesita filtro es la base de su cocina. Del mar llegan los pescados y mariscos que definen la mesa alicantina. Por su parte, la huerta cercana aporta frescura y da el toque de color a sus platos. La propia ciudad, con sus terrazas, crea el entorno ideal para degustar una cocina que combina tradición y vanguardia y que disfrutan tanto locales como visitantes.
Si hablamos de Alicante, resulta imposible no mencionar el arroz, su plato estrella. Este manjar, que en esta zona adquiere un toque rojizo, encuentra en esta ciudad algunas de las recetas más emblemáticas de la Comunidad Valenciana, como, por ejemplo, el arroz a banda, el arroz negro, el arroz del senyoret o el arroz con boquerones y espinacas.
La ciudad cuenta también con el distintivo ‘Alicante, Ciudad del Arroz’, que pretende poner en valor la calidad de la materia prima, la forma en la que se cocina y la tradición. Y es que el arroz no es sólo un plato, es sinónimo de encuentro, de reunión en la mesa los fines de semana, de ritual y de vínculo que se transmite entre generaciones.
Otros de los sabores que nos harán adentrarnos en el ADN gastronómico de Alicante son los salazones, como la mojama, las huevas y los capellanes, que han de ser degustados junto a buen aceite local y pan crujiente. También merecen una mención especial las quisquillas, el sepionet a la plancha y las tellinas con un leve toque de limón.
Todos estos productos los podemos encontrar en el Mercado Central, un edificio de principios del siglo XX situado en pleno corazón de la ciudad. En sus puestos encontramos pescados recién traídos de la lonja, frutas y hortalizas de la huerta, embutidos, especias, vinos locales y dulces tradicionales. Un paseo por sus pasillos basta para comprender que no es sólo un lugar para ir a comprar, es un espacio de encuentro en el que descubrir la base de la cocina alicantina y disfrutar de las mejores ofertas gastronómicas de la villa en los puestos y tabernas de su planta baja.
Mercado Central Alicante
Durante las Hogueras de San Juan —declaradas Fiesta de Interés Turístico Nacional— la gastronomía y la fiesta se funden y convierten la ciudad en un vibrante escenario de luz, música y tradición. A lo largo de estos días se puede disfrutar de tapas y platos típicos, aunque la principal protagonista es la coca amb tonyina (un plato tradicional) que se acompaña con bacora (una breva de temporada).
Un distintivo que reconoce el trabajo de los cocineros
La designación de Alicante como Capital Española de la Gastronomía 2025 pone en valor la labor de los cocineros que han conseguido situar a la ciudad en el mapa gastronómico internacional. Los restaurantes de vanguardia reinventan los sabores tradicionales y los chefs jóvenes apuestan por la sostenibilidad y el producto de kilómetro cero.
Tellinas
El objetivo principal de Alicante a lo largo de este año ha sido mostrar su potencial culinario y consolidar su prestigio turístico internacional. ¿Cómo? Desplegando una intensa agenda de actividades, entre ellas: jornadas gastronómicas, degustaciones en espacios emblemáticos, ferias de producto local, talleres familiares y encuentros profesionales. Ahora la ciudad invita a los visitantes a que descubran sus sabores y su cocina.
