Tiempo al tiempo, que también decían lo mismo de chundachunda o perreo, y ahí están, formando parte del Diccionario de la Lengua Española.

Que sí, que "tardeo" es más pegadizo, porque huele a tiempo libre y a persona disfrutona, y que todavía la RAE no ha tenido a bien incorporarlo.

Pero, hoy, estamos con el "cumbreo", esa fiesta reservada solo para los más altos cargos, las Cumbres, desde donde se pretende dar solución a los temas que nos ocupan y preocupan a los simples mortales.

No se llama Cumbre sino Conferencia de Presidentes al "órgano de máximo nivel político de cooperación entre el Estado y las comunidades autónomas", según definición dada por el Ministerio

de Política Territorial y Memoria Democrática, aunque bien se adapta a lo que por cumbre se entiende, y, sinceramente, "cumbreo" suena incluso bien, con conferencia poca broma cabe máxime

cuando se está de oyente y se ve la vida pasar a ritmo de diapositiva.

Ya solamente con la denominación, Conferencia de Presidentes, “a priori”, puede llevar a confusión y pensar en que será un encuentro donde rijan el diálogo, la negociación y el consenso, que es lo que

guiará a nuestros dirigentes, en la búsqueda del bien común, nada más lejos de la realidad que todavía no hemos perdido toda consciencia existencial.

Aquí cada uno llega con su libro/argumentario bajo el brazo, y así seguirá siendo mientras la polarización continúe permeando en el sistema político, porque, lamentablemente, en el sistema de

partidos la batalla está perdida, se ha absorbido por completo el blanco o negro, el todo o nada.

A pesar de que exista un orden del día, previamente convenido en la reunión preparatoria, y que resulta ser punto de partida de asumibles discusiones, cuanto menos es sorprendente la

predisposición a introducir temas que habían sido desestimados, por quien es guía de la reunión, el más alto nivel. Nos viene a la mente aquello de: “Tanta amabilidad me confunde”.

Llamémoslo pesimismo o positivismo con experiencia la realidad se impone y habla por sí sola cuando de entrada no se quiere ni siquiera debatir, al parecer gran ejercicio de comprensión difícil de

alcanzar, y, presión o cambio de opinión lleva no solo a asumir no uno ni dos de los peticionados sino su totalidad en un afán de compromiso que, si no al tiempo, quedará en formar parte de las

líneas que reseñan los puntos a tratar en el orden del día, porque de resolución ya conocemos cuán vacía de contenido queda.

También se dialogará sobre la reforma de la financiación autonómica incluida en la lista de tareas, gran avance, aunque creo que ya conocemos los créditos de esta película.