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Muchos de los restaurantes de carretera están ocultos. Y es que, la ciudad y el centro de la capital no son los únicos lugares en los que degustar platos de calidad y exclusivos.

Uno de esos restaurantes que destaca por su cocina y por su producto local de excelsa calidad es La Jabuguería. Un restaurante oculto en la carretera del municipio valenciano de Torrent que se ha convertido en toda una joya.

A la entrada del establecimiento se respira la elegancia, la sofisticación y el cuidado con el que tratan la materia prima y con el que elaboran sus composiciones.

Pero, además de destacar por su cocina y su creatividad, llama la atención por ser un habitual punto de encuentro de personalidades influyentes. A la entrada, se pueden apreciar las fotografías que tiene el personal con famosos como Cristina Pedroche, Santiago Segura o el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy.

Pero, sin duda, su valor reside en el producto y, especialmente, en la carne. Desde el restaurante afirman tener el mejor jamón de bellota de toda Valencia, aunque eso no es todo.

A través de ese trato especial en el producto, buscan ser un espacio distinto, priorizando el disfrute del comensal. La Jabuguería se erige es la antítesis de la comida rápida, un lugar y una cocina en la que el aceite de oliva es su mejor aliado.



En sus composiciones, la calidad resalta sobre cualquier otra cosa. Elaboran exquisitos platos de caza y carnes de primera y cuentan con una excelente bodega con varias Denominaciones de Origen.

Además, también es un lugar ideal para almorzar. En sus bocadillos la carne se convierte en el principal protagonista, realzando el sabor y acompañando el resto de ingredientes de primera calidad.

Bocadillo 'Pedroche'. EE

La Jabuguería

La historia de este proyecto tiene una base inquebrantable: la familia. La Jabuguería comenzó en los años 60, cuando Isidra y Diego emigraron desde Albacete a Valencia y se establecieron en el barrio San Gregorio, una humilde zona obrera de casitas de protección oficial, por aquel entonces alejada del núcleo urbano de Torrent.

Poco después, ante la necesidad del vecindario, decidieron abrir una taberna-despensa para ofrecer servicio a los residentes. Este local funcionó durante casi dos décadas, hasta que su yerno, Fernando Barrajón, tomó el relevo y amplió el negocio, dando lugar al Bar Fernando.

El establecimiento se convirtió en un punto de encuentro habitual para labradores y camioneros que acudían atraídos por platos económicos, pero con una limpieza y elaboración que destacaban entre la oferta de la zona.