Vender una casa y poder seguir viviendo en ella es posible gracias a la venta de la nuda propiedad. Pero, ¿de qué se trata?
Joaquín Serrano, notario con cuatro décadas de experiencia, explicó en el programa La Clau per a viure de À Punt cómo se aplica este derecho, qué ventajas y riesgos tiene, y cómo afecta a la herencia de los familiares.
Funciona de la siguiente manera: una persona puede recibir una cantidad importante de dinero ahora, pero mantener el derecho de uso y de residencia hasta el final de su vida.
Serrano aclaró que para separar la propiedad (nuda propiedad) del usufructo es necesario hacer una escritura, lo que garantiza seguridad jurídica, y pasar por un notario para su posterior inscripción en el Registro de la Propiedad.
"Lo que vende una persona es la nuda propiedad y lo que se queda es el usufructo, es decir, el derecho a disfrutar, vivir, alquilar la casa y hacer lo que le dé la gana. Lo que pasa es que en estos contratos, lo primero que hay que mirar es la escritura y fijarnos en qué es lo que pactan las partes", señaló.
"Luego hay que estar pendientes de la regulación legal, que es muy exhaustiva en el Código Civil y tiene muchísima casuística", precisó después.
El valor del usufructo, además, puede ser temporal o vitalicio. Joaquín pone el ejemplo de quedarse con él durante 15 años (temporal): "Si la vivienda valiera 300.000 euros, se calcula un 2% por año del valor del inmueble. Si son 15, sería un 30% (90.000€)". En todo caso, nunca puede superar el 70% del valor total del bien.
Para el vitalicio, se utiliza la fórmula (89 - edad del usufructuario) % del valor del inmueble, con un máximo del 70% y un mínimo del 10%.
Tras hacer los cálculos, el nuevo propietario abonaría la diferencia del valor real (en el momento de la transacción) al valor del usufructo.
Respecto a la cantidad que pagar y los plazos, se puede negociar mientras no se vaya en contra de la ley. "Lo mejor es cobrarlo de una, pero se puede pactar que se pague a plazos u otra modalidad, como la renta vitalicia", precisa el notario Serrano, pese a que considera que la última opción no es la más deseable.
"Es un tema complejo, por lo que recomiendo un buen asesoramiento. No solo de un agente inmobiliario experto, sino también de un notario", afirma.
En el programa se comenta que normalmente será un inversor quien adquirirá el inmueble, rentabilizará ese dinero exponencialmente y no le importará esperar a que el usufructuario deje el que ha sido su hogar.
Vender sin mudarse
El capítulo "Vendre sense mudar-se" (Vender sin mudarse) reflexiona sobre la dignidad, la seguridad y la independencia en la vejez, un espacio en el que se debate sobre la planificación financiera en la jubilación, la importancia de mantener la autonomía y las alternativas que ofrece el mercado para garantizar una vida digna.
El programa muestra cómo el valor de una casa puede transformarse en tranquilidad y bienestar sin tener que abandonarla. Se trata, pues, de una decisión valiente y práctica para garantizarse una vejez segura.
La clau per a viure explora así dos fórmulas cada vez más habituales entre las personas mayores que buscan tranquilidad económica sin renunciar a su casa: la nuda propiedad y la hipoteca inversa.
