El escritor y periodista Jesús Bastante despoja a Antonio Gaudí del mito. En su última novela, el arquitecto catalán es el eje de una Barcelona convulsa y la Sagrada Familia, el escenario de un rigor documental que ancla la ficción a la realidad histórica.
El aprendiz de Gaudí, publicada por La Esfera de los Libros es un texto vibrante y que te mete en una ciudad condal bien convulsa y dura. Bastante revela que la novela surgió de una anécdota personal que vinculó su juventud con el templo inacabado.
En las décadas de los 80 y 90 del siglo pasado, los andamios, la sombra y las obras paradas eran el proscenio de aventuras juveniles.
El reencuentro casual con un conocido que de niño jugaba en aquellas sombras ante la colosal obra; y que hoy, en una cuadratura del círculo, es guía turística del templo; fue el acicate para la escritura. El desafío principal al que se enfrentó su pluma fue equilibrar el drama humano con la obligación del periodista de la verdad.
La novela, escrita con una devoción cristiana que contrasta con una fiereza narrativa endiablada, devuelve a Gaudí a su contexto: una España marcada por el desastre del 98 y las tensiones del anarquismo.
La Sagrada Familia no era entonces una máquina de hacer dinero; era un proyecto precario que avanzaba a golpe de limosna.
"El templo... se financia con aportaciones y donativos de fieles. En la época de Gaudí, claro, había que mendigar y había muchos momentos en los que las obras estaban literalmente paradas".
Esta precariedad contrasta con el Gaudí de hoy, un icono turístico que genera ingresos millonarios. El escritor subraya la soledad del genio: sus obras fueron objeto de chanza por sus contemporáneos y él mismo fue un "absoluto incomprendido" durante décadas. Como siempre, el presente nunca entiende al genio.
Bastante lo tiene claro. Y se aprovecha sin rubor del claroscuro de la perspectiva: "El concepto de iglesia en construcción, de templo en construcción, me sirve también para explicar cómo la vida es eso: los hombres no son en blanco y negro, ni las vidas, ni las ciudades, ni las sociedades".
La profunda fe de Gaudí es el motor que elevó su arquitectura a la categoría de catequesis. El diseño de la fachada del Nacimiento, trufada de simbolismos bíblicos y detalles de la flora, es una enseñanza teológica que ha provocado que el Vaticano esté colocando al arquitecto catalán al borde de la santidad.
Bastante confirma que la Iglesia trabaja en demostrar los milagros atribuidos a su intercesión, con la intención de declararlo venerable y, eventualmente, proceder a su beatificación. Es la paradoja final: el "loco" de la Pedrera, hoy candidato a santo.
"La obra de Gaudí está al mismo nivel que las grandes catedrales góticas que han servido durante siglos para que muchísima gente que no sabía leer descubrieran la historia de la salvación" confirma el escritor, que asume que en junio del año que viene, el propio Papa Leon XIV podría estar en La Sagrada Familia.
Tal como confirma Jesús Bastante, la Iglesia trabaja activamente en el proceso de canonización, que dio un paso crucial al ser declarado recientemente "Venerable" por el Papa Francisco poco antes de morir.
El autor señala que ahora la clave reside en la demostración de al menos dos milagros atribuidos a su intercesión, requisito indispensable para la beatificación, ya que Gaudí no es mártir. Y parece que ya estarían claros.
Es una paradoja histórica contundente de la que se aprovecha la novela: el arquitecto que fue objeto de burla y crítica por sus contemporáneos y que tuvo que mendigar para sostener la construcción de su templo, está a un paso de ser reconocido como santo, cerrando el ciclo que va de la incomprensión social a la santidad.
La novela de Bastante obliga a mirar la vida de Gaudí a través de la lente de la obra inacabada, una metáfora de la vida. Al final, el autor sintetiza los grandes dilemas en preguntas que le haría al arquitecto en una hipótesis fantástica.
Bastante, que ha escrito en ‘El aprendiz de Gaudí’ un texto sólido con una profundidad histórica real y una trama novelada bien atractiva, sonríe pícaro cuando se le da la opción de plantearle a la historia unas preguntas para el arquitecto.
La que elige hablan más de su novela de lo que él cree: "¿Qué prefiere, tener turistas financiando su obra o pobres siendo atendidos por Dios en su catedral?".
La obra de Gaudí sigue en construcción; su figura, también. Pero en esta novela, al menos, nos enseñan a través de los ojos de quienes acompañaron al genio una perspectiva nueva y humanizante.
